Cuando era chico solía viajar a menudo a Brasil y recuerdo que me quedaba pegado a la televisión del hotel para ver una serie muy bizarra llamada Super Sentai.
En Argentina no se emitía ni se vendían los juguetes y fue toda una novedad descubrirla en ese momento, a fines de los años ´80.
Años después aparecieron los Power Rangers que eran la remake norteamericana de estos personajes que había visto en Brasil y tuvieron un enorme impacto en una nueva generación de chicos. Por entonces yo entraba en la adolescencia y el televisor no se movía de MTV, la buena época cuando era un canal de música.
En consecuencia, no llegué a tener una conexión con la serie pero si recuerdo la llegada que tuvo el programa en el público infantil, como me había pasado a mí con la versión japonesa.
Ya sea Super Sentai o Power Rangers el concepto de los personajes es fabuloso y resulta imposible que los chicos no se enganchen con esta propuesta.
La nueva película que llega a los cines es una de las grandes sorpresas de la temporada y ofrece la mejor producción que se hizo con esta franquicia en Hollywood.
Al menos la de mayor calidad en términos de realización.
Esta versión para la pantalla grande relanza los personajes originales con un enfoque un poco más serio, donde los protagonistas son menos inocentes y lidian con temáticas complejas que no tenían los héroes de la serie de televisión.
El director Dean Israelite (Poyect Almanac) abordó el relanzamiento de los Power Rangers como un coming of age de superhéroes donde desarrolló de un modo impecable la historia de los personajes principales.
La narración de Israelite se toma su tiempo para presentar a los protagonistas y retratar el contexto familiar del que provienen. La primera mitad del film logra ser atractiva por el modo en que se construye el conflicto y el trabajo de los protagonistas.
El reparto principal es muy bueno y todos los actores lograron darle mayores matices al carácter de sus personajes.
Si bien el nivel de las actuaciones es parejo, R.J.Cyler, el muchacho negro que interpreta al Power Ranger azul, se roba claramente la película con su carisma y la simpatía que le dio al rol.
Billy Cranston ahora es autista y tiene una mayor complejidad que la versión televisiva.
Lo mismo ocurre con el rol de Trini Kwan, a cargo de la cantante latina Becky G, quien no tiene definida su sexualidad y se encuentra en la búsqueda de su identidad.
A diferencia del progresismo tilingo de Marvel y Disney que te tiran la agenda de la corrección política por la cabeza, en esta producción estos detalles se trabajaron con más sutileza sin la necesidad de llamar la atención.
Para tratarse de una propuesta donde un grupo de personajes que se denominan Power Rangers intentan salvar el mundo de una villana llamada Rita Repulsa, el argumento de esta película es más elaborado de lo que se esperaba.
La otra virtud del film que no se puede ignorar es el trabajo brillante que tiene en los efectos especiales.
Las secuencias de acción estuvieron muy bien elaboradas y la calidad de los efectos digitales es brillante.
Cuando el director presenta una batalla de robots gigantes o se enfoca en las naves espaciales lo que se ve en la pantalla resulta creíble y desde los visuales es una película muy cuidada.
Power Rangers le acerca estos personajes a una nueva generación de espectadores pero al mismo tiempo se regodea en el tributo nostálgico para los adultos que en su momento crecieron con la serie de televisión.
Me gustó mucho el trabajo que hicieron con esta película y dentro de su género, no referimos a una propuesta familiar, es una muy buena recomendación para tener en cuenta.