Una película que sabe cómo jugar sus cartas.
Como muchos en la década del 90, he estado expuesto a la “creación” televisiva de Haim Saban y Shuki Levy, Power Rangers. Fui uno de los muchos niños que fue desesperado a ver la película de 1995, obnubilado ante el prospecto de ver en una pantalla grande lo que durante un año y monedas contemplé en la pantalla del televisor hogareño. No obstante, los años no pasan solos; con ellos nuestra percepción cambia. 24 años después llega una nueva versión, que supo tener esto en cuenta, y el resultado es más digno de lo que se esperaba. A continuación les digo porqué.
The Breakfast Rangers:
Cinco adolescentes sin nada en común hallan en una mina unas misteriosas monedas que les otorgan habilidades superhumanas. Tratando de indagar en el porqué del fenómeno que están experimentando, se cruzan con una nave abandonada y a sus habitantes: Zordon y Alpha 5. Estos les revelan que ellos son los nuevos Power Rangers y cuentan con solo 11 días para entrenarse y estar preparados para defender a la tierra del ataque de Rita Repulsa.
La enorme diferencia con la serie original y el más enorme acierto del guion fue no hacer a los protagonistas Power Rangers de entrada, sino que se tengan que ganar el puesto. Esta es una historia de verdaderos adolescentes en oposición a sus contrapartes televisivas que eran demasiado perfectos; sin defectos, sin fallas de carácter. Esta versión cinematográfica pone a cada uno de los personajes frente a vanidades e inseguridades que deben superar en su camino a la madurez.
También ilustra, a riesgo de sonar como el Tío Ben de El Hombre Araña, que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La primera mitad de la película muestra como lidian con estos poderes que encontraron y la segunda con la responsabilidad y los temores que significa tener los mismos. Por otro lado, es una película que sabe que por muy madura que se quiera vender, al final del día siguen siendo los Power Rangers, y no sería una película de dicha franquicia sin dinosaurios robots luchando contra monstruos en medio de una ciudad.
No obstante, a pesar de estos aciertos, no todo son rosas para la película. En algunas escasas ocasiones pisa demasiado el acelerador en la profundidad emocional de los personajes que termina rozando el melodrama; un tropiezo que unas veces pueden corregir y otras veces no. El error, concreto y constante, es el del villano. Rita Repulsa es productiva como fuerza opositora, pero es unidimensional y exagerada. Si estabas encaminando la historia hacia una diferenciación tonal respecto de la serie en cuanto a maduración, reflexión y más arraigada en la realidad, ¿Por qué justo a tu antagonista no le extendés la misma cortesía que a tus protagonistas?
Los cinco protagonistas entregan prolijos trabajos, pero destaco en particular a RJ Cyler, quien da vida a Billy, el ranger Azul, personaje querible si los hay y que aporta no pocos momentos de comedia a la cinta.
Hablando de los actores de peso que conforman el reparto, Bryan Cranston entrega un Zordon a la altura de las circunstancias; con autoridad y compasión. Por otro lado, Elizabeth Banks siguió demasiado al pie de la letra a la Rita Repulsa que le plantea el guion y queda prisionera de sus exageraciones, bloqueando lo que podría haber sido una labor muy lúcida.
El costado técnico es sobrio, con una fotografía modesta y con pocos movimientos de cámara llamativos. Sobriedad y modestia también son los términos que aplican a los efectos visuales; están solo los indispensables para no opacar el trabajo actoral.
Conclusión:
Power Rangers es una adaptación inteligente que no reniega de sus orígenes y que sabe cuándo, cómo y dónde jugar sus cartas más fuertes. La sobriedad en los rubros técnicos y actorales apoyan a un guion que, sin hacer a un lado su motor de fantasía, tiene presente que debe proyectar una imagen verdadera de la adolescencia por mucho dinosaurio robótico que pulule por ahí. Está lejos de la excelencia, pero muy por encima de un simple logro.