Podría hacerla simple y seguir al trencito de la crítica con frases como “una obra maravillosa y sensible sobre el poder del espíritu humano frente a las adversidades de la vida”.
Quedaría como un duque, pero no estaría siendo honesto y escribiendo lo que realmente pienso.
Preciosa es una película que parece haber sido escrita por los guionistas de los talks show que hacía Moria Casán hace unos años.
Se destaca por ser una de las propuestas más deprimentes realizadas en los últimos tiempos que por muy poquito casi le quita la corona en esa categoría a Combat Shock (en mi opinión el film más deprimente en la historia del cine norteamericano), la obra maestra de la productora Troma, de 1986.
Ojo, que sea deprimente no es para nada un inconveniente ni algo negativo, el tema es que la trama se pasa de rosca con el exceso dramatismo y me parece que termina siendo pretenciosa y superficial en la manera que trabaja la temática de la violencia y los abusos familiares. Se fueron de mambo mal en ese aspecto.
Un breve repaso.
Precious es una chica que vive en un ghetto de Nueva York en los años ´80. Sufre un severo problema de obesidad y a los 16 años tiene dos hijos que tuvo con su padre.
Como si esto no fuera poco, su primera nena tiene síndrome de Down y la llama “Mogo” como abreviación de mogólica y su madre es un ser abominable que parece salida de la comedia Norbit (Eddie Murphy) que se aprovecha de ella y la maltrata física y emocionalmente. No tiene amigos y apenas sabe leer. Su sueño es ser blanca, rubia y famosa. Me reservo otros datos terribles importantes para no arruinarles la historia.
Realmente faltó que al final de la película se rapara la cabeza y decidiera matar un político, estilo Taxi Driver, para hacerla completa.
El director Lee Daniels ofrece otro dramón sumamente manipulador lleno de golpes bajos dentro de lo que es su zona de comodidad.
Sus películas anteriores Cambio de vida (Halle Berry) y Shadowboxer estuvieron encarados en la misma línea y con su nuevo trabajo no hace otra cosa que ofrecer más de lo mismo.
110 minutos de constantes golpes a los testículos. Si querés llorar, llorá.
Lejos de ser una historia inspiradora el film no hace otra cosa que retratar situaciones durísimas y ultra dramáticas que vive la protagonista como si trataran de emular las viejas novelas de Charles Dickens.
La diferencia es que el viejo Charlie lograba conectar al lector con los personajes principales debido a que estos se sacrificaban por salir adelante y tenían esperanzas por más terribles que fuera su realidad en conseguir un futuro mejor.
Precious hace lo que puede y sus banales fantasías de fama y popularidad son el único refugio que tiene para seguir adelante. La protagonista genera empatía simplemente porque nos da lástima.
Por supuesto que existen este tipo de historias en la vida real, pero no es creíble que una sola persona tenga todos los boletos de la lotería de la miseria extrema.
Lo más gracioso de todo esto es que el propio director Daniels concuerda en que se les fue la mano con las situaciones fuertes de la trama y por eso en un principio (fueron declaraciones de él) le dio vergüenza presentar el film en Cannes porque le parecía que mostraba a la comunidad negra norteamericana desde una óptica demasiado negativa.
Un aspecto que no se puede obviar es el trabajo del reparto donde sobresalen en participaciones especiales Mariah Carey (no es joda) y Lenny Kravitz.
Mariah se redimió en la actuación después de su lamentable trabajo en Glitter y acá sorprende con una labor muy cuidada y creíble en situaciones emocionales fuertes que son las que abundan en todo este film.
Garbourey Sidibe, por otra parte, lleva muy bien el rol protagónico por ser su primer trabajo en el cine, pero su actuación tampoco es para alquilar balcones.
Va a ser muy interesante ver como sigue su carrera en adelante, si puede hacer otras cosas o se queda estancada con esta clase de personajes.
Pero bueno, hay público para todos los gustos y seguramente Precious tendrá sus seguidores.
Para los amantes de las historias depresivas esta película es como un pase libre a Disneylandia.