Si se tuviera en cuenta el calvario personal que atraviesa la protagonista de Preciosa a lo largo del film, podría decirse sin riesgo a exagerar que se trataba de un relato con todos los aditamentos básicos para abrir la puerta al cine de golpe de efecto, ese que se regodea con las miserias ajenas y manipula la fibra emocional del público a cualquier precio.
Ahora bien, pese a que esta película del afoamericano Lee Daniels no cae en el facilismo, eso no significa que la historia en sí misma se despegue del dramatismo y el sentimentalismo como así tampoco de la retórica explicativa. Debatible en todos sus niveles con un elevado cúmulo de polémicas, Preciosa conserva un eje narrativo sólido aunque elemental y un tono y estilo que mezcla el texto intimista, a modo de diario confesional, sin abuso de la voz en off, con el registro casi documental para lograr una proximidad mayor con los personajes y las situaciones, matizado con secuencias de fantasía que terminan por cerrar este prolijo collage cinematográfico.
En ese sentido es poco lo que pueda objetarse al tratamiento conceptual efectuado por el director manteniendo una adecuada distancia con la historia y con el punto de vista de la protagonista. Este nivel de objetividad en la mirada les permite mayor desarrollo a los personajes, pese a algunas decisiones de puesta en escena que le juegan en contra, sobre todo en aquellas donde se representa el mundo imaginario que acciona cada vez que la joven desea escapar de la realidad. Claro que con un panorama tan sórdido y denigrante, que incluye violencia doméstica, esclavitud sexual, violaciones y en mayor proporción un constante abuso psicológico, la víctima no encuentra otra salida que la de la esporádica irrealidad, que la convierte en celebridad o en joven rubia y esbelta (en la realidad pesa 150 kilos).
Ese es a grandes rasgos el juego de contrastes que opera en la dialéctica narrativa de la trama que el guionista debutante Geoffrey Fletcher concentra en la transformación psicológica de Clarisse (Gabourey Sidibe, nominada al Oscar), una adolescente afroamericana de 16 años, semi- analfabeta, que vive en Harlem en los años 80 con una madre abusiva y violenta (Mo''Nique, también nominada al Oscar). El único momento de paz para la muchacha es el de la escuela, donde aprende matemáticas aunque su estadía allí pende de un hilo al enterarse en la institución que nuevamente está embarazada de su padre, de quien ya tuviese una hija con síndrome de Down, apodada Mongo por su propia madre. Por este motivo queda libre y debe concurrir a una escuela alternativa, en la cual aprenderá, junto a sus compañeras latinas y descastadas, a leer y escribir gracias a la constancia y paciencia de una profesora (Paula Patton) y a la supervisión de una psicóloga (la irreconocible Mariah Carey), en quienes encuentra una malla de contención afectiva lo suficientemente amplia como para alejarse a fuerza de voluntad de su madre y un entorno conflictivo.
Basado en la novela "Push" de la poetisa Sapphire, el opus de Daniels es un contundente relato de autosuperación que bordea -sin eufemismos- el universo femenino a partir de la lucha silenciosa de un grupo de mujeres que en épocas del gobierno de Ronald Reagan se enfrentaron a un sistema perverso de exclusión social y que aún hoy, en la era Obama, persiste. Sin embargo, no se trata de un film político sino de un buen drama intimista, crudo, sin pudores y honesto.