Una muchacha inmensa.
Preciosa se estrenó en el festival de Cannes y recibió aplausos, que duraron 15 minutos. La película del debutante Lee Daniels recibió elogios de la crítica norteamericana, y finalmente acabó cosechando varias nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor película. Eso no significa que la crítica (más que nada, en nuestro país, como se puede ver en las calificaciones acá arriba) no haya generado polémica. Como Slumdog millionaire un año atrás, a Preciosa se la acusa de pornográfica, hipócrita, bastarda. Algo de razón hay, pero también hay elementos que la redimen. Para este crítico, tal como Slumdog millionaire, la película tiene sus defectos pero también sus aciertos.
En primer lugar, basta la sinopsis de la película (o la mini-biografía de la protagonista) para intuir el por qué de la cólera de quienes la defenestran. Preciosa es una joven negra, obesa, que vive en Harlmen en la dédaca de los '80. Se encuentra embarazada de su segundo hijo (el primero nació con síndrome de down), es semi-analfabeta, la expulsan de su escuela, es violada por su padre y violentada por su madre. Debe recurrir y mentir en la asistencia social para que el Estado siga dándoles dinero. Y tiene 16 años.
Esto que parece un compendio de desdichas, a primera vista, sí, resultaría lastimoso y pornográfico. Es decir, lo que nos interpela a mirar la película es qué desgracia (hay muchas más por venir) le va a tocar a la joven. Es como uno de esos talk-shows que rozan el patetismo. Acá no va la excusa de "denuncia social" o "realismo crudo" porque, obviamente, todo esto está aggiornado (y hasta acá comparte con Slumdog... que también tenía pobreza glamourizada). Una buena película se sustenta no por sus intenciones, sino por cómo están llevadas a cabo.
Si uno quiere ver una historia moral y éticamente bien relatada, podría ver Taxi driver, que es una de las joyas del cine. Acá en Preciosa por más que la fotografía a veces sugiera cierta "suciedad", no deja de verse todo como espectáculo. De ahí también otro de los grandes puntos flojos de la película: La elección de estrellas como Lenny Kravitz y Mariah Carey para roles secundarios. Sí, la cantante está irreconocible. Pero tal como Paula Patton (la protagonista de Déjà vu, de Tony Scott), ambas hermosuras estan muy bien disimuladas. Es más, a Mariah la cubren con maquillaje y prótesis para que no se parezca a la pop-star. Hay un rasgo que ambas comparten: a las dos les disimulan las tetas. No es un dato menor: habla de la ética de la película. Recurre a nombres famosos que podrían ayudar en la taquilla, pero se ocupa de afearlos para que sea "serio". Eso puede ser acierto o fallo. Para, mí, es lo segundo.
Sin dudas, el peso de Preciosa está en las dos protagonistas principales. Ambas nominadas al Oscar. Son Gabourey Sidibe como Clarice "Precious" Jones, un tour de force, una chica que pelea por algo que está más allá de las miserías de la película. Cada plano trata de abarcar (no sólo) la inmensidad física de la protagnista, sino su espíritu combativo, su nobleza y su empuje para tratar no de salir (quizás, en la nota pesimista, no tenga salida) sino por superar ciertos obstáculos. Si de historias de underdogs se trata, siempre es bueno remitirse a Rocky, ese clásico donde el perdedor peleaba contra sí mismo antes que contra otros.
El rol del antagonista lo ocupa Mo'Nique, quien seguramente gane el Oscar a Mejor actriz de reparto. Si bien su personaje por momentos ronda el cliché (y algun detractor se resguardará diciendo que la película vive en el patetismo y cae en el mismo lugar que Norbit). La madre de Preciosa es una mujer desocupada, que se pasa todo el día sentada mirando la televisión. Guarda rencor con su hija, a quien maltrata y golpea siempre que tiene la oportunidad. Quizás la transfomación de Mo'Nique no logre convencer a todos, pero basta la secuencia con la asistenta social (no con el personaje de Mariah Carey, sino antes) para ver qué bien manipula la mujer sus emociones y a su personaje.
Hay algunas secuencias donde Preciosa escapa en su mente de los momentos más terribles. La idea no es original, pero por lo menos sirve para que el film no se rogodee con algunos abusos. De todos modos, los momentos más duros parecen ser aquellos donde la joven golpeada se quiebra. Es una chica que tiene que ser mujer a los tumbos. Habla poco, no sabe leer, y apenas dirige una mirada. Tiene sus fantasías, pero a veces debe "terminar" las fantasías de su madre. Tiene un ideal de justicia y de belleza, con el que sueña, pero no por eso deja la realidad. Tiene esperanzas en el fondo, aunque sabe que quizás esté confinada.
La película tiene sus fallas pero también tiene sus aciertos. Aunque en el tercer acto despiste un poco más (con llantos y redención, sin adelantar nada, incluída), Preciosa no es una mirada cínica y despiadada de gente "bien" sobre "probes desafortunados". Lee Daniels es un hombre negro y gay. Quizás haya sentido parte del rechazo y la marginación que tuvo la protagonista (tampoco hay que ser crédulo: es el productor de Cambio de vida) pero su mensaje aflora entre todos los errores del film: la esperanza es lo último que se pierde.