PRESENCIAS ABURRIDAS
Todos los clichés típicos de los thrillers de los últimos 15 años más el protagónico de Naomi Watts (encasillada en ese tipo de papeles) hacen de Presencia siniestra, de Farren Blackburn, un producto intrascendente y aburrido, con una duración prolongada para este género que se encuentra devastado de ideas.
Watts interpreta a una psicóloga infantil que pierde a su marido en un accidente de tránsito, en el que también su hijastro -interpretado por Charlie Heaton (el hijo adolescente de Winona Ryder en la sublime Stranger things)- queda cuadripléjico y casi en estado vegetativo. En una casa grande en el medio del bosque, la profesional se divide entre cuidar del joven y atender sus pacientes, entre los que se destaca el pequeño Jacob Tremblay -soberbio en el multipremiado drama La habitación-. Este niño huérfano y sordo casi con un papel algo similar a la floja Somnia, antes de despertar, de Mike Flanagan -y que recuerda al fenómeno de Dakota Fanning en los 90’-, se convierte en una obsesión para la protagonista cuando desparece sin dejar rastro.
Avasallada por tanta labor, la mujer decide junto a un colega terapeuta que lo mejor será que su hijastro pueda ser atendido en una institución abocada a su dificultad. Sin embargo, las cosas se complican cuando por un lado una tormenta de nieve se avecina y extraños sucesos “fantasmales” comienzan a desarrollarse en su hogar. Esta ensalada de contenidos tan enmarañados, con una vuelta de tuerca recién a la hora, se presenta desacertada y ridícula. En el afán de atar cabos, se vuelve descabellado y poco creíble lo que propone Blackburn.
Esta idea mal desarrollada ni siquiera se salva por su importante reparto. Tampoco ayuda su respetable factura técnica, ya que en lo narrativo recuerda mucho a thrillers realizados hace una década atrás; telefilms o películas clases B de este tipo de temática.
A Presencia siniestra le cuesta demasiado su arranque y sostenerse a lo largo de su duración. Se vuelve forzada y densa, lejos de cualquier elemento de buen suspenso. Tampoco sorprende a espectadores expertos en estas producciones psicológicas de miedo u obsesión. Compararla a otros films sería contar un poco de su historia, que cae en lugares comunes y lejos de toda aparente sorpresa.