Tercera parte de esta saga de acción protagonizada por Gerard Butler y Morgan Freeman, que sigue el accionar de un agente de seguridad del presidente norteamericano.
Mike Banning (Gerard Butler) es el agente del Servicio Secreto encargado de la seguridad del ex vice y ahora presidente Allan Trumbull (Morgan Freeman). Con complicaciones de salud y a punto de aceptar, a pedido de su esposa, cambiar el puesto por uno “más de oficina” y de menor exposición física, se ve envuelto en un ataque contra el primer mandatario que queda al borde de la muerte y en el que pierde a todo su equipo, escapando con vida sólo él.
El “ángel” del título original (Angel Has Fallen) caerá entonces en desgracia, siendo acusado de haber planeado el asesinato cobrando una suma millonaria del gobierno ruso.
Inexplicablemente hemos llegado a esta tercera y última parte de esta saga (Ataque a la Casa Blanca y Londres bajo fuego) cuyo éxito sólo se mide por los números de la taquilla.
La acción está a la orden del día con los efectos que las grandes producciones ostentan pero el guion no puede salir de los estereotipos en la construcción de los personajes ni en los giros de la trama que se descubren anticipadamente desde el primer minuto. Los “malos” se revelan para un espectador atento a pesar de que la narración procure dosificar la información.
Entre la acción y el suspenso se mezcla el dramedy de vínculos familiares, pero matizado con humor, lo que salva un poco aquello que se cuenta que peca de previsible y básico.
Un elenco de nombres se hace cargo de la presencia haciendo de taquito lo que el guion les pide: Butler, Freeman, Huston, Blake Nelson, pero el que se destaca con su acertada y divertida sobreactuación es Nick Nolte.
Presidente bajo fuego no aporta nada al cine pero sigue apostando a una saga de acción que sólo suma número en la taquilla.