Más de lo mismo
Gerard Butler vuelve a encarnar al agente Mike Banning, quien esta vez es acusado de intento de asesinato del presidente de los Estados Unidos (Morgan Freeman). Comenzará una batalla contra el propio FBI y a su agencia para comprobar que no es el culpable y desmantelar a quién está detrás de esto.
La tercera entrega de esta saga (Ataque a la Casablanca, Londres bajo fuego) sigue la misma línea de las anteriores: repletas de acción y un guión algo deslucido. Las dos horas de película se resumen en persecuciones, armas y explosiones bastante fantasiosas que, a pesar de todo, mantienen activo al espectador en todo minuto. Varios instantes de comedia alivianan la trama y hasta provocan carcajadas, sin quitarle el peso dramático a las escenas.
En esta cinta, el director decidió enfocarse más en la historia de Mike Banning. Su antepasado, sus miedos, sus achaques. Es aquí donde se encuentra lo más interesante de la trama y lo que la posiciona un poco más arriba que sus predecesoras.
La secuencias de acción, aunque repetitivas, están bien ejecutadas. La que más se destaca es la inicial del lago, por la sorpresa que genera en los personajes y por cómo está filmada. De todos modos, vuelve a caer en lugares comunes y se hacen predecibles los giros.
Presidente bajo fuego, al igual que sus precuelas, es disfrutable para aquellos que quieran ver tiros y peleas, pero para nada satisfactoria para quien vaya en busca de una historia más elaborada o algún mensaje trascendental.
Puntaje: 5,5/10
Manuel Otero