Por la plata baila el mono
"Nightcrawler" es un producto extraño, mezcla de thriller, drama y hasta comedia.
Dicen algunos, es una de las películas olvidada por los Oscars 2015. Creo que es muy buen cine y Jake Gyllenhaal podría haber sido nominado como actor principal, pero más allá de esta omisión, no creo que haya sido uno de los descuidos más groseros de la Academia este año.
Este film del guionista ahora devenido en director, Dan Gilroy, se enfoca en las ambiciones de un joven decidido a encontrar un trabajo rentado a través del cual desarrollar sus habilidades adquiridas en cursos online y dejar de ser un ladrón de poca monta. Luego de ser revotado de cuanta entrevista laboral ha tenido, Louis Bloom (Jake Gyllenhaal) se encuentra casualmente con un equipo de paparazzis oportunistas que están tomando imágenes de un accidente de tránsito por las cuales cobran dinero a las cadenas de noticieros. Acá nuestro protagonista tiene una revelación y se da cuenta que es un trabajo relativamente fácil que puede hacer él mismo, sin tener que depender de que alguien lo contrate. Compra una pequeña cámara, contrata un ayudante y comienza a salir de noche en busca de accidentes morbosos, incendios, asesinatos o algún hecho de violencia que le pueda significar algo de guita. Los encuentra, pero en el afán de captar alguna toma que le reditúe mucho dinero y lo catapulte a la fama, Louis comienza a entrometerse en los acontecimientos que filma llegando a alterar escenas de crimen e incurrir en la ilegalidad.
Es una trama simple, original pero sencilla al fin, que se enfoca primordialmente en mostrarnos la personalidad y la transformación de un psicópata. No sabemos mucho sobre el pasado de Louis Bloom, pero sí el director se encarga de mostrarnos de entrada que algo no anda bien con la forma de razonar de nuestro protagonista. Bipolaridad, frialdad, obsesiones y escaso sentido de la ética es lo primero que recibimos y luego estos rasgos se van intensificando a medida que avanza el film. Para terminar de disparar la locura, Louis se topa con Nina (Rene Russo), una productora de noticieros aparentemente con todos los patitos en fila pero que en realidad es casi tan despiadada y ambiciosa como él, que le activa el switch de la perdición y la ambición sin límites.
Hay un muy buen trabajo sobre la tensión que van generando las acciones del protagonista, llegando a horrorizar por momentos al espectador. La psiquis del psicópata se va desenmarañando a medida que avanza el metraje y no deja indiferente a nadie, sobre todo porque en él y en Nina se materializa una fuerte crítica a la actualidad de los medios informativos. El minuto a minuto, el límite con lo ético, lo morboso como gancho de atracción, ¿les suena conocido?
Desde lo cinematográfico, hay un muy buen trabajo estético, con referencias al cine de Scorsese y algunos toques noventosos que la hacen atractiva a la vista.
Una película muy recomendable por la reflexión que nos deja acerca de lo que consumimos en materia de comunicación y por la exhibición de la mente de un psicópata modelo 2014.