Un sórdido clima de policial negro
La primera película que dirige el cotizado guionista Dan Gilroy (El legado Bourne) se centra en el mundo del registro de imágenes de crímenes en la noche de Los Angeles. Muy bien el protagonista Jake Gyllenhaal.
Lou Bloom (Jake Gyllenhall) necesita un trabajo. Se sumerge en el mundo de la noche de Los Angeles y descubre que el registro de imágenes de crímenes puede ser un empleo bien remunerado por la televisión. Se despierta en él algo más oscuro que el deseo de buscar una primicia, y el personaje no tiene el perfil de un periodista, sino el de un frío y distante psicópata.
Hasta dónde estará dispuesto a llegar el protagonista de la historia es la gran pregunta que surge desde los primeros minutos del film. No hay que avanzar sobre ese punto, pero sin duda hay un dilema moral que el film intenta explorar.
Jake Gyllenhaal (Donnie Darko, Secreto en la montaña, Zodíaco) encuentra la ambigüedad justa para tener carisma y al mismo tiempo generar desconfianza, la misma ambigüedad moral que todo el film destila.
Este es el primer film dirigido por Dan Gilroy, y muestra que el experimentado guionista (El legado Bourne, Gigantes de acero) tiene mucho para decir y mostrar. La película se sumerge en varias cuestiones que no hablan exclusivamente sobre la moral del protagonista, sino también la moral de la sociedad que consume esas primicias morbosas y obviamente también la moral de los medios que lucran con poner al aire esas situaciones violentas.
Hay en la historia del cine muchas películas que tratan este tema, pero lo que diferencia a Primicia mortal es el tono pesadillesco de todo el relato. La frialdad perturbadora del protagonista es solo una pieza más de una película que trabaja esa misma distancia gélida, como esa cámara que registra objetivamente, sin juzgar, lo que tiene delante. Las decisiones éticas no son de la cámara que toma las imágenes, sino de aquel que aprieta el botón para grabar, el que decide compartir las imágenes y el que las exhibe luego en televisión. Por eso la frialdad en el registro, pero no en estas decisiones.
Primicia mortal es un film particularmente inspirado que sólo se distrae un poco al final, cuando no aguanta más su ambigüedad y subraya algunas cosas que ya estaban expuestas con anterioridad. No es una película tranquilizadora, pero sí es una película para reflexionar sin trampas sobre el valor y la responsabilidad de las imágenes. El clima de policial negro, sórdido pero sin excederse, le da a esa reflexión un marco de belleza y estilo cinematográficos que la llevan más allá de la simple –pero doblemente efectiva– denuncia.