Enseñanza de vida
Esta sensible película sobre la relación de un nuevo maestro inmigrante en un aula escolar de Montreal conmueve con buenas armas.
Como en toda comunidad que se precie de tal, las asignaciones están repartidas. En la escuela en Montreal, esa mañana le tocaba a Simon ir a buscar las leches y llevarlas a su clase. Pero se encuentra con un cuadro inesperado. Su maestra se ha suicidado, ahorcándose en el aula.
Candidata al Oscar a la mejor película extranjera, que el año pasado ganó otra excelente realización, la iraní La separación, Profesor Lazhar tiene en común con ella el plantear que si nada en la vida es sencillo, la resolución de los problemas tampoco lo son.
Y a contramano de mucho cine hollywoodense, la película del canadiense Philippe Falardeau prefiere utilizar un medio tono a la hora de enfrentar la cuestión. La institución, en apariencia progresista, no se hace cargo de lo sucedido más allá de tratar de contener con ayuda psicológica a los niños. Pero quien se ponga al frente de la clase, el Monsieur Lazhar del título original, es un inmigrante argelino que le dice a la directora que estuvo en un colegio durante 19 años, y que se siente capacitado para seguir adelante con la tarea. Se enteró de la noticia por los medios de comunicación, y se presenta a cubrir el puesto.
La tarea, se sabe, no será única, ni tampoco sencilla.
Porque nada será igual después de aquel hecho. Habrá chicos más o menos alterados, alguno que se sienta responsable, y una niña, Alice, que llevará la voz cantante.
Los muchos temas que aborda el filme -la integración y la inmigración, el dolor y la idea de no imponer un pensamiento moralizante, algo que en un filme que básicamente se desarrolla en las aulas de una escuela, es decir bastante- son reflejados con cuidado, buen tino y sin dejar espacio al desborde emocional, que en manos de otro realizador con menos sensibilidad pudo haber llevado al desbarranco.
Porque el maestro sustituto, que no perdona que la maestra se haya suicidado precisamente en el aula, se hace cargo -tal vez más de lo que debería- de lo que les pueda pasar (ahora) a sus alumnos. El también tiene una historia que lo atormenta en su pasado reciente, y esa revelación traerá consecuencias. Todo ello le da una dimensión diferente al drama que viven los niños.
No es La sociedad de los poetas muertos, ni tampoco Entre los muros.
Profesor Lazhar respira por sus propios pulmones, tiene sus propios medios para conmover. Desde la autoridad, los pliegues en su composición y la honestidad que transmite Mohamed Fellag como el profesor, en un papel nada fácil y que es verdaderamente consagratorio. Evelyne de la Cheneliere, la autora de la pieza teatral en que se basa el filme, aparece como la madre de Alice.