Algo más que enseñar
Tal vez lo que se puede pensar antes de ver esta película es que uno se va a enfrentar a una suerte de "Sociedad de los Poetas Muertos" de escuela primaria, o a una versión modernizada de Jacinta Pichimahuida. Nada más errado.
Una escuela de Montreal necesita suplente para una maestra que decidió suicidarse. Allí se presenta el señor Lazhar (Mohammed Fellag), con una disponibilidad de tiempo amplísima, y diecinueve años de experiencia docente en su Argelia natal, al menos eso dice. A regañadientes la directora lo contrata, ya que no hay opciones más rápidas siguiendo los pasos que exige el ministerio. De esa forma Lazhar se hará cargo de este grupo de chicos que atraviesan un complejo duelo, y de a poco veremos que su situación personal también lo enfrenta al dolor.
A diferencia de la mayoría de las películas de maestros y alumnos, el personaje de Lazhar no llega con una valija llena de soluciones mágicas ni frases efectivas para las problemáticas de sus alumnos. Él está formado “a la antigua”, y los niños no tienen reparo en hacerlo notar, generando ciertos roces al principio de la relación. Sin embargo logrará llegar a algunos por su sola presencia, su estilo tranquilo, y su modesta sabiduría, que consiste apenas en observar lo que a esos chicos les está pasando, y responder a eso.
El director Philippe Falardeau se atreve a explorar el proceso de duelo en los niños, y el trabajo de los maestros en la actualidad, sobre todo por las presiones que ejercen los padres (hay un encuentro en la sala de profesores con un intercambio en el que más de un docente se encontrará reflejado). Falardeau logra una película intimista, con excelentes actuaciones entre las que se destacan los chicos que deben madurar de golpe, como la pequeña Alice (Sophie Nélisse), y Simon (Émilien Néron). En definitiva, un filme con un buen ritmo, sin golpes bajos ni momentos edulcorados.