Prometeo

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Ultimamente venimos en una onda de películas muy desparejas y Prometeo no es la excepción: durante los primeros 90 minutos el filme desarrolla una apasionante e inteligente historia de ciencia ficción y, en los últimos 20 minutos, decide transformarse en otra película, re-cargada de acción y saturada de criaturas de todo tipo atacando gente. El problema con esos 20 minutos finales es que la trama y los personajes cambian tanto que terminan resultando irreconocibles y, lo que es peor, no aparecen las respuestas a las preguntas planteadas durante todo el desarrollo previo. Es imposible negar que la película es buena e interesante, pero uno se queda con la misma sensación de coitus interruptus que ocurría al final de Kill Bill: para saber todas las respuestas, habrá que esperar un par de años para ver la secuela (si es que se filma)

Prometheus es una especie de precuela de Alien. El problema con el término "especie de precuela" es que la gente va a ir al cine a ver una de extraterrestres babosos destripando gente y se va a topar con algo más cerebral que trata sobre los orígenes alienígenas de la raza humana. Ok, como para que la gente no los putee a mansalva los libretistas decidieron meter el mencionado emparche de los 20 minutos finales, en donde vemos algunos engendros verdosos masacrando actores y que comparten algún que otro rasgo con el marcianito dientón que todos conocemos. Pero el punto es que ese climax se siente como un forzado injerto que no va con el resto del filme.

La precuela toma como punto de partida el cadáver del ser extraterrestre que encontraban los miembros de la Nostromo en la Alien original, y al cual se lo conoce como "el piloto espacial" o space jockey - un gigante que piloteaba una nave alienígena y al cual parece haberle explotado el pecho -. Aquí los space jockey vienen a ser los "ingenieros", una raza extraterrestre que inventó a los humanos en una probeta y los soltó en el planeta Tierra en el principio de los tiempos. Siguiendo el camino danikeniano de Recuerdos del Futuro, nativos de todo el mundo dejaron pinturas, artesanías y todo tipo de pruebas sobre la visita de esos dioses astronautas, e incluso dibujaron un mapa estelar con referencias sobre su mundo natal. Precisamente la expedición científica que comanda Noomi Rapace cruza medio universo hasta llegar a ese planeta, intentando encontrar respuestas sobre el origen de la humanidad.

Durante todo ese tiempo, Prometeo se muestra como un filme de ciencia ficción pensante, muy a lo Arthur C. Clarke. Hay numerosas tesis sobre el cómo y el por qué de la creación - como la excelente escena en donde el robot que interpreta Michael Fassbender confronta a un miembro de la tripulación preguntándole el por qué de su propia existencia; "te creamos... porque podíamos hacerlo", a lo cual Fassbender le responde: "quizás eso mismo es lo que pasó con ustedes" -, las cuales amenazan desembocar en algún tipo de revelación trascendental a lo 2001, Odisea del Espacio. Considerando que todos los grandes directores (desde Soderbergh a Danny Boyle, sin mencionar a Darren Aronofsky) han querido imitar el clásico de Kubrick - o al menos, construir algo tan elaborado y provocador desde el punto de vista intelectual -, ésta vendría a ser el intento de Ridley Scott por aproximarse al maestro.

El problema es que el filme empieza a mutar. Es difícil entender el por qué - si es que los guionistas se vieron cortos de imaginación a la hora de responder las preguntas que ellos mismos se habían planteado, o si se vieron forzados a meter de apuro elementos canónicos de Alien como para maquillar a la película y emparentarla con el resto de la saga -. Tenemos otra nave alienígena abandonada, otros extraterrestres muertos en extrañas circunstancias, otros bichos que mutan en la oscuridad y atacan a los miembros de la tripulación, y hasta otro androide con una agenda cargada de siniestras intenciones. Y mientras que esas rutinas están ok, tampoco son tan impresionantes o aterradoras como la Alien original. Quizás el problema sea que su inclusión se ve forzada y parece pertenecer a otro filme, ya que no se condicen con las expectativas "intelectuales" que venía planteando la película.

Considerando el tiempo que ha llevado esta precuela - comenzó a gestarse en el 2000; en un momento James Cameron estuvo interesado y, cuando por fin Ridley Scott se hizo cargo, apareció el cross over Alien vs Depredador que terminó por espantar al director y puso al proyecto en el limbo hasta el día de hoy -, el resultado final podría haber quedado más pulido. Hay cierta contradicción de intenciones, como si el libreto hubiera sido escrito por turnos por dos guionistas que pensaban de manera muy diferente y que, incluso, terminaron rehaciendo (o pisando) lo que el otro había escrito. (alerta spoilers) El caso más obvio es el del robot David, que termina transformándose en aliado de aquellas personas a las cuales le arruinó la vida, y que logra escaparse de un castigo más que merecido. Pero, además de los incomprensibles cambios que sufren los personajes en esos dichosos 20 minutos finales, figura la ausencia de respuestas cruciales para la trama, como qué pasó con la nave de los ingenieros que nunca pudo despegar del planeta, por qué se murieron todos, o por qué los extraterrestres tenían las intenciones de volver a la Tierra para masacrar a toda la humanidad. Yo me imagino al codicioso productor del filme arrancando la última página del guión (la que contenía todas estas explicaciones) y diciendo "con esto vamos a hacer 2 o 3 películas más!". (fin spoilers)

Prometeo es una muy buena película, a pesar de sus cambios de tono y de sus preguntas sin respuestas. Hay grandes ideas, excelentes efectos especiales y buenas actuaciones - aunque el papel de heroína le queda algo grande a Noomi Rapace -. El punto es que, para poder apreciar la película como corresponde, hay que olvidarse de toda la publicidad que le hicieron y no tomar a esto como una precuela literal de Alien (con todas las expectativas que eso conlleva), sino como un pariente lejano, con ideas propias y con algún que otro punto común con el extraterrestre carnívoro que todos conocemos.