El comienzo del fin
En 1979 el director Ridley Scott sorprendía con Alien, película que revolucionó el género de terror espacial y que tuvo tres secuelas e imitaciones. Treinta y tres años después, arremete con Prometeo, esta precuela (aunque él niegue el término) que recupera el universo creado en Alien e instala algunas vueltas de tuerca interesantes en la historia.
Antes fue la nave Nostromo (o después según desde donde se mire) que llegaba a un planeta desconocido y encontraba una extraña forma de vida que iba aniquilando a toda la tripulación. En Prometeo, un equipo de exploradores descubre una pista sobre los orígenes de la humanidad en la Tierra, lo que los lleva a una travesía emocionante por los rincones más oscuros del universo.
Las similitudes con Alien no son casuales y hay que aclarar que el personaje que encarna Noomi Rapace (de la saga Millennium), Elizabeth Shaw, no es el mismo que interpretó Sigourney Weaver en el film original y en sus sucesoras. Una mujer de ciencia que acá se ve vapuleada por su fe y creencias.
La nueva historia también incluye a un robot (para rememorar los tiempos de Blade Runner y el replicante que hizo Ian Holm en el film de 1979) que todo lo sabe y va un paso adelante que el resto. El irlandés Michael Fassbender se roba la película y su personaje tiene mucho peso.
El reparto se completa con Charlize Theron, como la enviada de la corporación Weyland que controla y saca tajada del descubrimiento; un irreconocible Guy Pearce; además de Kate Dickie, Logan Marshall-Green, Idris Elba (en el puesto de Yapeth Kotto), Sean Harris y Kate Dickie.
Si hay algo que no se puede negar es que Scott sabe contar historias y hace que la nave llegue a buen puerto. Acá entrega un eficaz planteo (el comienzo con presencia extraterrestre) y una atmósfera envolvente desde su concepción visual que continúa los pasos del relato original.
A la hora de proyeccción comienza quizás lo que el espectador espera y sólo en los minutos finales se muestra los orígenes de la criatura alienígena que tanto espantó al público.
Temas como el origen de la humanidad y la eterna lucha entre ciencia y fe, están expuestas con tecnología de punta (las esferas rojas que trazan un mapa del lugar desconocido) que siempre está al servicio de la historia. Es cierto también que el 3D sólo se aprecia en algunas secuencias, pero está de moda, y es la primera de Scott en este formato.
Si el espectador busca inspiración mitológica (Prometeo es el benefactor de la Humanidad), dosis de intriga, terror y una mesa quirúrgica que opera con la rapidez de un rayo láser, los encontrará en este realización que hace gala de un misterio que abre sus puertas (y estómagos) para una nueva entrega.