Del visionario Riddley Scott nos llega a las pantallas Prometheus, filme que, con las actuaciones de Noomi Rapace, Michael Fassbender y Charlize Theron, nos llega a las pantallas este verano con una alta expectativa después de la intensa (y muy interesante) campaña viral a su alrededor. Es así que entre dimes y diretes, sobre si era precuela, secuela o reboot de la exitosa Alien (1989) y si sobre tenía que responder a unas cuántas preguntas existenciales, nos encontramos ante una película bastante fuera de lo común que desde ahora mismo les digo que se convertirá en una cinta de culto.
Antes de hablar de las cualidades y/o errores del filme, empecemos a hablar un poco de la filosofía. Como habrán notado (y para quien no lo sepa), el título de esta crítica lleva también el de un libro de Milan Kundera: La Insoportable Levedad del Ser. Y aunque propiamente no es un libro de filosofía pura, al estilo griego, si lo es de una filosofía profunda, esa a la que todos en algún momento de nuestras vidas nos enfrentamos: ¿de dónde venimos? ¿qué somos? ¿a dónde vamos? ¿quién nos creó?. Pueden existir una y mil respuestas a estas preguntas, al fin y al cabo, cada quién elige en lo que cree. Y ésta es la verdadera premisa de la película.
Rapace interpreta a una científica que, a pesar de tener una religión, quiere conocer el orígen de la vida desde ambos puntos de vista. Y es en pinturas rupestres provenientes de distintas civilizaciones antiguas, en donde encuentra una secuencia repetida que resulta ser una especie de mapa estelar, y decide ir, con apoyo de una compañía privada, iniciar un viaje espacial para llegar al planeta y saber si efectivamente ahí residen nuestros creadores, y poder preguntarles cuál fue la razón para que nos hicieran.
La película se desarrolla en medio de un suspenso y un drama envolvente. Y se nota que es Scott quien la creó, desde referencias con Alien y Blade Runner, hasta Gladiador y Robin Hood; en una especie de collage, donde todo el peso recae sobre los magníficos Rapace (a quien siempre he admirado desde que la vi en la versión sueca de Los Hombres Que No Amaban a las Mujeres) y el talentosísimo Michael Fassbender, quien, en la piel de un robot, nos entrega otra sólida actuación y es quien creo que carga el mayor parte del peso de la película. Y lo digo, porque es en él en quien empiezan a recaer todas las preguntas de las que ya hemos hecho mención allá arriba. Y aquí agregaríamos unas cuantas más: ¿Existen el bien y el mal por naturaleza o somos nosotros quienes dictamos esas diferencias? ¿De qué somos capaces los humanos en nombre del amor y de nuestras creencias?
Con unos efectos increíbles, unas locaciones maravillosas, y un elenco increíble, la historia se desarrolla en una especie de universo paralelo al de Alien. No es una precuela en el sentido estricto de la palabra, porque no es hasta la última escena donde establecemos una conexión verdadera con ésta última. Pero tampoco es una secuela directamente, al establecerse las pautas para una nueva saga (típica producción hollywoodense, con un final abierto). Y es este final abierto lo más interesante de la película. Porque aparte de plantearnos muchas preguntas, algunas de las cuáles se van resolviendo a lo largo de las poco más de dos horas que nos dura el filme, nos deja muchísimas cuestiones abiertas, y no para resolverse en una segunda parte, sino para reflexionar uno mismo. Y por eso es ya una cinta de culto, porque no es el espectáculo comercial y entretenido que cualquiera disfrutaría y saldría satisfecho del cine (que, a pesar de todo, vaya que si se disfruta), sino porque es de ese cine extraño, reflexivo, no apto para todo tipo de gente. Pero maravilloso a su manera. Sin duda, Riddley ha regresado a lo que mejor sabe hacer: historias épicas de ciencia ficción donde no busca complacer a la gente, sino plantearle nuevas dudas, quizá las mismas dudas que él, como ser humano, tiene, y que buscó una manera original para plasmarlas en una película. Quizá haya por ahí un par de escenas que salen sobrando y que por un instante la película pareciera que decae. Pero esperen un buen producto en este verano lleno de blockbusters. Al menos, este no creo que entre en la categoría de uno de ellos, pero si en una excelente función que no defrauda.