Protegiendo al enemigo es otro hijo cinematográfico de la trilogía de Jason Bourne donde desde la realización queda claro, una vez más, que el director Paul Greengrass dejó un enorme legado en Hollywood con esos dos filmes que dirigió con ese personaje de Robert Ludlum.
El cineasta sueco Daniel Espinoza (que en realidad nació en Chile) no solo tomó como influencia el trabajo de Greengrass en Bourne a la hora de narrar esta historia, sino que además trabajó con Oliver Wood, el mismo director de fotografía de esa saga con Matt Damon.
Otro motivo por el que la herencia Bourne está tan presenta en esta película.
Denzel Washington debe ser uno de los pocos actores en Hollywood que ganas millones de dólares por trabajar en este tipo de filmes y tiene merecido cada centavo que le pagan porque se carga la producción al hombro y la saca adelante con su interpretación.
Esa ambigüedad con la que interpreta esta clase de antihéroes, que resultan impredecibles en sus acciones, es una de las grandes atracciones de la trama.
Es difícil pasarla mal en el cine con una propuesta de este tipo que lo tiene a este actor como protagonista, por eso también Protegiendo al enemigo es una apuesta segura en el cine.
Ponele la firma que no te vas a clavar con un bodrio o con un film mediocre de acción.
La historia es muy entretenida y la química que tienen Washington y Ryan Reynolds es una de las claves de este film que con otros actores sinceramente no sé si esto hubiera sido lo mismo.
Como mencioné en la reseña de El guardia es tan difícil encontrar una buena película hollywoondense de acción por esto días que cuando se estrena algo como esto, ya ni esperás que sea un aporte importante al género, sino que por lo menos esté bien hecha y sea entretenida.
En ese sentido el nuevo trabajo de Denzel Washington no defrauda para nada y merece su recomendación.
Especialmente si no la vas con las colegialas que juegan a ser Rambo.