Denzel lo logra de nuevo.
El filme de acción del director sueco Daniel Espinosa, con guión de un debutante en la gran pantalla David Guggenheim cuenta la historia de Matt Weston (Ryan Reynolds) un novato agente de la CIA que tiene como la tarea más aburrida del mundo: ser responsable de una "casa protegida", una prisión momentánea donde mantener a presos importantes antes de que sean trasladados a la prisión correspondiente. Luego de nueve meses de estancia en el mismo puesto perdido en Ciudad del Cabo, Weston sólo desea el ascenso que tanto le prometieron. Pero todo cambia cuando Tobin Frost (Denzel Washington) uno de los delincuentes más buscados y ex agente cae preso en su ciudad y él se convierta en el responsable de su seguridad. Cuando en medio de un interrogatorio, un grupo armado intenta tomar la casa, Weston deberá proteger a Frost y hacer que llegue sano y salvo a la "casa protegida" más cercana.
Si hay algo que se destaca en este relato de acción es precisamente en los grandes momentos de acción. El filme es un festival adrenalínico cada vez que se lo propone, con escenas de persecución absolutamente memorables y momentos dramáticos que cortan la respiración. El director realmente cumple en su forma de filmar una película de acción y deja chiquitos a muchos de los grandes y experimentados directores que a veces culpan a no tener suficiente presupuesto como para filmar mejor.
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A medida que el metraje avanza vamos cayendo en la cuenta de que no tenemos en frente a un gran guión: no es que la historia entre el agente bueno y el agente traidor flaquée, pero sí dejan bastante que desear las historias periféricas en donde hasta los giros o las sorpresas son bastante esperables para el espectador promedio.
El otro punto altísimo del filme es el reparto, en particular sus dos protagonistas principales, Reynolds y Washington que vuelven a demostrar por qué están en donde están. El viejo Denzel parece inoxidable, no sólo porque su papel le calza perfectamente, cada mueca, cada fanfarroneada, cada cara de piedra cuando todos parecen enloquecer, sino también porque a medida que el personaje le exige escenas más duras, más complejas, logra siempre salir parado de la mejor manera. Sus últimas tomas son para una clase de actuación, sin ninguna duda. Por su parte, Reynolds se vuelve a alejar de los papeles de carilindo para ponerse el traje de héroe y uno se lo termina creyendo. Si su mejor trabajo fue Enterrado, aquí vuelve a presentar sus pergaminos para que se lo tenga en cuenta como un actor completo. Weston es un personaje conflictuado, que debe improvisar a cada momento y cuya ética se ve tambaleante ante hechos que desconoce. En medio de toda esa confusión, Reynolds le da al personaje la intensidad y la seriedad necesaria para transmitirnos todos sus miedos, todas sus dudas. El elenco se completa con unos convincentes Vera Farmiga y Brendan Gleeson.
No me cabe ninguna duda de que lo peor de este filme es el epílogo (con esto me refiero a las últimas escenas, una vez que el conflicto se resuelve): luego de un climax vibrante, duro, que estalla y concluye como la historia lo exige, el director nos echa en cara un par de escenas extra en donde vemos a donde quedaron los personajes luego de que todo haya pasado. Me permito arriesgar que es uno de los peores epílogos que haya visto en una sala de cine, más que nada en contraposición con una historia que en general cerraba muy bien.
Protegiendo al enemigo es una gran propuesta de acción que no estoy seguro de que deje contentos a los fanáticos del género, pero seguro que dejará conformes a los fanáticos del cine serio, bien hecho y que disfrutan de algún tiro y alguna persecución cada tanto. Espinosa será un director a tener en cuenta de aquí en adelante, y Washington y Reynolds actores en los que podemos confiar sin miedo a arrepentirnos.