El pecado de una comedia
¿Cuál es el peor pecado que puede cometer una comedia? No hacer reír, definitivamente. Esto es lo que pasa con “Proyecto 43”, la película coral de los productores Peter Farrelly y Charles Wessler (“Loco por Mary”, “Tonto y retonto”) que desperdicia y expone al ridículo a un elenco de estrellas de Hollywood. El filme está estructurado como una acumulación de sketches, y el hilo conductor es imposible: unos nerds adolescentes buscan en Internet un tal “proyecto 43”, la película “más prohibida” de la historia. La crítica en EEUU destrozó a esta comedia, y ahora uno puede comprobar por qué: es un humor que intenta provocar desde el absurdo, pero sólo es chabacano y escatológico. También es reiterativo, porque la mayoría de los sketches tienen la misma estructura. Como no causa ninguna gracia, “Proyecto 43” aburre. En lugar de escuchar las carcajadas de los espectadores, uno escucha cómo la gente se va del cine. Otro punto inexplicable es la presencia de tantos actores con prestigio. ¿Qué hacen ahí Kate Winslet y Naomi Watts? ¿Es que nadie leyó el guión? Recién al final asoma un destello de humor genuino en una sátira de “Ted”. Pero llegar hasta el final es una cuestión heroica.