Bizarro, con destino de culto
La idea fundante de “Proyecto 43” es (salvando las distancias) la que usara Ray Bradbury en “El hombre ilustrado” (un recurso del editor para empaquetar una serie de cuentos bajo la forma de una novela). Aquí, Peter Farrelly y sus secuaces crean una historia marco como una excusa para disparar una serie de pequeños relatos totalmente disparatados, atrevidos y explícitos, estelarizados por figuras de la comedia y una larga lista de estrellas de Hollywood, habitualmente imposibles de reunir bajo el mismo cartel (especialmente desde que murió Robert Altman).
La versión que nos llega a nosotros es la internacional, distinta que la de la versión británica. Aquí el relato ordenador (en lugar de “The Pitch”, con Dennis Quaid y Greg Kinnear), es “The Thread”: Calvin (Mark L. Young) filma una estupidez junto a su amigo JJ (Adam Cagley) y la suben a Internet; cuando creen que son populares, descubren que el hermano cerebrito de Calvin, Baxter (Devin Eash), los ha engañado.
Para vengarse necesitan atraerlo. ¿Cómo? Convenciéndolo de que existe un video secreto y prohibido llamado “Movie 43”, que esconde inimaginables repercusiones. Baxter empieza a buscarlo, y mientras descubre que hay algo atrás de la idea va abriendo distintos videos, que se convierten en los distintos cortos.
Historias de sábado
Abre de ese modo una síntesis del humor estadounidense de los últimos tiempos, y eso se ve en los estilos de historias y protagonistas elegidos: la influencia de “Saturday Night Live” se puede apreciar en la historia de la primera cita (“The Catch”, protagonizada por Hugh Jackman y Kate Winslet, a partir de una idea absurda pero súper efectiva), en la parodia “Superhero Speed Dating” (imperdible Jason Sudeikis, un veterano de SNL, como Batman, junto al looser Justin Long como Robin, Uma Thurman como Lois Lane, Bobby Cannavale como Superman y Kristen Bell como Supergirl) y en algunas parodias publicitarias (“Tampax”, “Machine Kids”). Pero claro, con una fiereza que la televisión de prime time no puede mostrar. ¿Un ejemplo? El humor de diálogos (pero subidos de tono) en “Veronica”, (dupla de Emma Stone y Kieran Culkin).
Por qué no asociar en esa línea también a la entremezclada iBabe, que empieza como parodia publicitaria y termina con la desopilante reunión de directorio en la que participan Richard Gere, Kate Bosworth y Jack McBrayer (el de “30 Rock”), sobre un reproductor de audio digital con forma de mujer desnuda, y las consecuencias de que la ventilación del mecanismo esté en una zona complicada.
“Hey, dude...”
También está el humor estúpido/fumado/borracho, que nació con “El mundo según Wayne” (originalmente un sketch de SNL) y “Tonto y retonto” (creación de Peter y Bobby Farrelly) y pasó por las comedias de Judd Apatow, el humor ácido a lo “Supercool” o “Arrested Development”, o franquicias como “American Pie”, “¿Qué pasó con mi auto?” y “¿Qué pasó anoche?”. Ahí estarían los fumones de la historia central, para empezar.
Y “Happy Birthday”, la historia de los leprechauns interpretados por Gerard Butler, con los protagónicos de Seann William Scott (uno de los rostros de “American Pie”) y Johnny Knoxville (estrella de “Jackass”): un relato de sadismo y violencia absurda, parodiando relatos folclóricos irlandeses. El corto “The Proposition”, con Anna Faris y Chris Pratt, tal vez sea el punto máximo de recurrencia a la escatología y los fluidos desagradables, algo que en varias de las historias reaparece. ¿Qué decir del recurso a la menstruación como medio humorístico, en “Middleschool Date”, con Jimmy Bennett (Michael Cera estaría ideal, si no hubiese crecido), Patrick Warburton y la lucidez de Chloë Grace Moretz (la nueva adolescente favorita de Martin Scorsese y Tim Burton).
“Homeschooled”, con lucimiento de Liev Schreiber y Naomi Watts, es una brutal parodia sobre cómo no perderse la porquería que es la secundaria, en un contexto de educación en casa (una opción que en Estados Unidos existe, fundamentalmente en la educación primaria), “tocando el pianito” en lo que respecta al incesto. “Truth or Dare” es una alucinación sobre cómo sería llevar el juego de verdad/conscuencia hasta sus últimas consecuencias, con Halle Berry y Stephen Merchant caracterizados con maquillajes terribles.
“Victory’s Glory” es una burla sobre ciertas superioridades deportivas y de las otras que tendrían los afroamericanos, estelarizada por Terrence Howard, y “Beezel” vendría a ser una versión degenerada de Garfield, cruzada con el feísmo de Ren & Stimpy, mechado con violencia y escatología. Protagonizan Elizabeth Banks (que también dirigió “Middleschool Date”), Josh Duhamel y un demencial gato de dibujos animados.
Vivos bárbaros
Como decíamos, la escatología, el humor estúpido y brutal, las historias que se ocurrirían en una noche de excesos, la humillación de los perdedores, la chanza sexual, el comentario border (aborto, incesto) son los ladrillos con los que se edifica este filme coral (en actores, directores y guionistas).
La clave del éxito del producto final radica en cómo consiguen darle forma elegante a los tópicos del humor que circula en vestuarios, recreos escolares y pasillos laborales; cómo convertir en algo respetable humoradas que acalorarían a los bienpensantes que se jactan de gustar del “humor inteligente”. Acá hay inteligencia, pero puesta al servicio del humor más primario. Seguramente, no es un filme para llevar a una chica como primera cita, pero se pueden imaginar reuniones para verla en grupo cuando circule en DVD o pirateada, con cierto destino de culto.