Los reyes del mal gusto
En la búsqueda de gags para rodar una comedia, un productor (Greg Kinnear) escucha las sugerencias de Charlie (Dennis Quaid), un aspirante a director. A partir de allí se proyecta una miscelánea de escenas supuestamente hilarantes, cuyo factor común es la inclusión de celebridades y un notable mal gusto (que llevó a Gere, una vez visto el producto final, a aborrecer públicamente de su participación). Sabido es que el humor grosero de los Farrelly (Loco por Mary, Tonto y retonto) es el sello distintivo de sus producciones, pero Proyecto 43 supera todas las expectativas, con situaciones que bordean la humillación de los actores. El ejemplo más claro es el de Jackman, que protagoniza a un codiciado soltero del jet set. Beth (Winslet) se pregunta por qué estará solo; consigue una cita con él y cuando se sientan a cenar, descubre los testículos colgando en su nuez de Adán.
Hay gags menos ofensivos, como el de Robin buscando novia en un local de speed dating, mientras Batman le “tira letra” escondido bajo la mesa (las coincidencias con nuestro Cha Cha Cha son más que elocuentes). Inspirada en Amazon Women on the Moon, de John Landis, Proyecto 43 tiene algunos aciertos (como la publicidad de tampones, que muestra a una morocha internándose al mar para ser engullida por un tiburón); el problema es que, para los Farrelly, el humor resulta secundario a las situaciones grotescas.