Ni para alivianar un viaje en micro
Proyecto colectivo, con la dirección de Peter Farrely, entre otros, sobre un un grupo de nerds que encuentra videos raros que poco tienen de divertidos. Con referencias a varios films pero sin siquiera rozar sus resultados.
Proyecto 43 es una película colectiva. Con un hilo conductor que no disimula la realidad de que en esencia se trata de la suma de una serie de sketches sin ningún sentido. O tal vez el sentido sea simplemente buscar la transgresión, el choque y la ruptura. ¿Pero hay realmente una ruptura? Desde lo cinematográfico la película es insufrible. El hilo conductor son unos nerds tontos que para vengarse de un geek que se ha burlado de ellos le hacen buscar un tal Proyecto 43. En esa búsqueda es que van encontrando estos videos raros. Pero claro, no son videos de Internet, sino cortometrajes, ya que no tienen nada de película casera o video prohibido. Es decir, un sin sentido. ¿Pero no podría ser que ese sin sentido sea una cuestión de estilo? Acá es donde viene la asociación que todos los críticos han descubierto. El film es un versión en tiempos de Internet de Mujeres amazonas en la luna (1987) de Joe Dante, John Landis y otros. Aquel film era imperfecto, pero tenía momentos en los que el espectador se podía reír a carcajadas. Nada de eso pasa acá. Las risas son pocas y el asco se impone en la mayoría de las historias. Pero las desgracias no terminan ahí –aunque empiezan ahí, porque una comedia que no produce risas…– sino que se multiplican. El primer sketch es un plagio en versión escatológica de una edición de Saturday Night Live. No será el único plagio, no será el único problema de ahí hasta el final. Plagiar chistes, volverlos asquerosos, mal actuados y sin gracia. Otro problema es lo previsible de la estructura. Todas las historias arrancan de forma tradicional para luego tener una sorpresa asquerosa, fuera de lo común, polémica. Una vez podría funcionar –salvo por el plagio–, pero muchas veces es difícil de tolerar. Algunos hallazgos actorales le dan movimiento a algunas escenas, pero no mucho. Una curiosidad extra termina por dar por tierra el largometraje. La versión que vemos en Argentina no es la misma que en Estados Unidos. Allá, en lugar de los chicos, hay un director de cine. De esa manera se justificaba mejor que los sketches estuvieran narrados como lo están. Pero dudo que haya una idea tan compleja detrás de esto. Si quieren reírse, esta no es la película. Y si son impresionables, tampoco lo es. La suma de tantos nunca antes había producido tan pero tan poco. No vale la pena ni para el cable, ni el DVD, ni en un micro.