Tecnológicamente aburrida.
Resulta sorprendente que una película tan mediocre como Proyecto Géminis haya podido interesar a un director de la talla de Ang Lee. Podría pensarse que tres Oscars (más un Oso y un León de Oro) dan reposo y tranquilidad para trabajar en proyectos interesantes y buscar buenas ideas. Pero no, es difícil encontrar al realizador de Secreto en la montaña, El Tigre y el Dragón y Una vida extraordinaria en algún plano de esta película. Todo resulta monótono, repetitivo y aburrido. Una cinta que podría estar firmada por cualquier director y pasar prácticamente desapercibida.
¿Pero entonces cuál es el motivo para que Will Smith y Ang Lee hayan decidido participar en el proyecto? La respuesta posiblemente esté en los tres o cuatro logos de productoras asiáticas que aparecen al comienzo de la película. Es difícil decirle no a un encargo cuando viene repleto de billetes. Sobre todo cuando algún gigante de la tecnología quiere dar a conocer su producto…
De hecho la película ha sido vendida como un nuevo hito dentro de los efectos especiales y el 3D. En la promo puede leerse que Ang Lee tardó nueve meses en rodar un combate entre las dos versiones del protagonista. O por ejemplo que la película se ha rodado a 120 fotogramas por segundo, dando a la acción y movimientos un nuevo enfoque pocas veces visto. Y sí, a nivel técnico no se puede reprochar nada, pero parece que se quedaron sin dinero para escribir un guion mínimamente interesante.
Proyecto Géminis es una mezcla de elementos de películas de acción y ciencia ficción que suelen funcionar. Un poco de John Wick, Polar, Blade Runner, El sexto día y Terminator. Todo junto y mezclado (sin mucho orden) da como resultado una película que se mueve por el terreno cómodo de lo que otros han contado ya: un asesino a sueldo (Will Smith), demasiado mayor y cansado de una mala vida, decide retirarse. Pero esto no le va a resultar tan fácil, pues tendrá que enfrentarse a un clon suyo, mucho más joven y letal.
El problema de Proyecto Géminis es que la historia que busca dar unidad a todos esos elementos es demasiado aburrida y artificial. Todo tiene demasiada pretenciosidad y adorno. La cinta es mucho mejor cuando se limita a ofrecer tiros, persecuciones y todo tipo de explosiones. Es decir, cuando pierde el miedo a definirse como una simple ensalada de tiros al servicio del pochoclo. Sin embargo cuando busca la seriedad, para explicar la historia de ciencia ficción que la define, acaba resultando pesada, aburrida y hasta cargante. Proyecto Géminis necesita más libertad y locura y menos diálogos filosóficos. Un ejemplo lo tenemos en el personaje interpretado por Clive Owen, que no se sabe muy bien qué hace en la película, pero que no para de soltar sentencias lapidarias que no van a ningún lado.
Si la película puede llevarse un aprobado raspando, o más bien un suspenso alto, es gracias al trabajo y a la simpatía de Will Smith. Casi toda la película se sostiene sobre su trabajo y más o menos consigue salir airoso de un personaje trazado con cuatro líneas de guión. No obstante, como indicaba al principio, me cuesta entender que un actor que ha declarado varias veces que busca un Oscar, se meta en proyectos tan malos, véase también las recientes Bright, Escuadrón suicida o Focus. Debería cambiar de representante.
Más allá de su interpretación, la película solo puede destacar por un correcto uso de los efectos especiales y el 3D. Hay alguna persecución y tiroteo bastante espectacular, pero en general nada funciona demasiado bien. También resulta llamativo el Will Smith más joven que ha sido creado enteramente de forma digital. Es difícil darse cuenta que estamos ante un ser humano generado por ordenador. No obstante es lo mínimo que se le puede pedir a una peli que apuesta todo a la tecnología.