El mejor asesino profesional del mundo quiere retirarse. Su empleador considera que permitirlo es un riesgo y decide matarlo. Claro que liquidar al mejor asesino puede ser complicado, salvo que se encargue la tarea a su propio clon. Tal es el concepto de esta nueva película de Ang Lee que, gracias a un complejo botox digital, enfrenta a dos Will Smith: el actual y el de la época de El príncipe del rap. La mayor clonación, sin embargo, está en el guion, que solo tiene ideas duplicadas de otros films. Acaso el subtexto a leer sea: cuando las estrellas de cine pierden su carisma, ¿hay que buscar nuevas o ya pueden ser reemplazadas? No parece fácil.