Los integrantes de la fundación Flora y Fauna, una entidad que recorre toda la Argentina en busca de elementos que le permitan estudiar todas y cada una de las diversas especies de arbustos y animales que la naturaleza impone en los más recónditos lugares, llegan a la meseta del lago Buenos Aires, ubicado en la provincia de Santa Cruz. Su visita a ese espacio se debió a la necesidad de proteger al macá tobiano, un pato oriundo de la zona que se halla en vías de extinción. Los integrantes de esa fundación decidieron conformar un parque nacional de 500.000 hectáreas que se uniría con otro ubicado en Chile.
La idea era generar un pujante turismo regional que beneficiase a ambos países, pero tropezaron con la oposición de los encargados de las estancias laneras, quienes argumentaban que ese proyecto iba contra sus intereses económicos, que podrían no ser compensados por el influjo de turismo. Otras voces argumentan que los beneficios ambientales podrían no ser los deseados.
El director Juan Dickinson paseó su cámara inquieta apoyado por una excelente fotografía de Los Antiguos y de Perito Moreno, donde se desarrolla este documental, y con la presencia y las voces de quienes formaron parte de esa fundación y de dueños y capataces de varias estancias, fue descubriendo esas contradicciones entre ambas posturas que permiten una reflexión acerca de nuestra relación con el medio ambiente.