Filántropos internacionales frente a productores tradicionales en la lucha por la tierra soñada de la Patagonia.
Hace poco más de un lustro la Fundación Flora y Fauna -ahora Rewilding Argentina– arribó a la meseta del actual Parque Nacional Patagonia para proteger al Macá Tobiano, un pato oriundo en peligro de extinción, pero pronto decidió formar y donar allí un parque nacional de 500.000 hectáreas, con la idea futura de unirse con otro del mismo nombre en Chile; afirmando que juntos generarían un pujante turismo regional, revirtiendo en su restauración de flora y fauna el impacto negativo que han tenido las estancias laneras sobre el medio ambiente en el último siglo y medio.
El documental de Juan Dickinson (Destino Anunciado, Perros del Fin del Mundo) representa un elaborado trabajo de campo e indagación sobre un asunto que no vislumbra una solución ni a corto o mediano plazo. Desde el comienzo, el director decreta la neutralidad de su enfoque sondeando por igual las entrevistas a ambas partes: vecinos, consejeros municipales, directores de agencias de turismo, diputados, estancieros, guardaparques, ganaderos y productores e ingenieros agrícolas. Y tras escuchar a todos, el film revela que no todo es blanco o negro como se podría uno imaginar. Cada uno de los citados representa un punto de vista tan importante como único. He ahí la magnitud y complejidad del problema a resolver.
Proyecto Parque Patagonia, Juan Dickinson
Creado por Ley Nacional en el 2014, el Parque Nacional Patagonia se fundó con la idea inicial de preservar el equilibrio ecológico, siendo esta la mayor donación de tierras privadas de la historia. La ampliación apunta a la conservación de las especies, la generación de turismo y el crecimiento de la actividad de artesanos y productores. Un proyecto en el que la provincia cederá la jurisdicción de estas tierras a determinadas ONGs con la idea de que se unifiquen en un solo parque nacional. No está tan claro, sin embargo, que el Parque -a pesar de su importancia en la biodiversidad- pueda sustituir el aporte económico y la forma de vida de los productores tradicionales. Dentro de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz –FIAS-, existe gente que no quiere vender a la fundación Flora y Fauna, ya que tienen un profundo arraigo. Un negocio inmobiliario internacional con disfraz de parque ambiental o fondos internacionales con orígenes poco transparentes son algunos de los temas que saltan a la vista en el documental, permitiendo de esta manera una reflexión vital sobre nuestra intrincada relación con el medio ambiente.
Filmado en las localidades de Los Antiguos, Perito Moreno, la Meseta del Lago Buenos Aires y el sitio arqueológico Cueva de las Manos, la fotografía a cargo de Adrian Tagliabue habla por sí misma. La magnitud de estos lugares, junto con su patente sensación de espacio, se manifiesta en unas exquisitas tomas aéreas que permiten abarcar mejor el concepto de inmensidad que define a esta región argentina. Y junto a esta apreciación, el espectador disfruta prácticamente en todo momento de las agradables interpretaciones musicales de los hermanos Sufián y Anael Cantilo.
Quedan las preguntas, quedan los afectados sin voz ni voto y quedan los estudios de impacto socio-ambientales aún sin realizar en un conflicto que recién comienza. Pues la búsqueda de respuestas a estas y otras preguntas más son el punto de partida de esta obra de 80 minutos que constituye un muy antiguo debate sobre el equilibrio que adoptan las sociedades humanas entre la eco-sustentabilidad y el progreso humano. Una película que se recomienda no solo por la importancia de su contenido sino por su destacada y exhaustiva labor en investigación e imparcialidad de ángulo.