Alrededor de la meseta del lago Buenos Aires, en pleno corazón de la Patagonia, hay un dilema que bien podría calificarse de ético. Proyecto Parque Patagonia es un documental que intenta retratar los dos polos de ese conflicto: por un lado, el modo de existencia de los pobladores agrarios, y por otro, el proyecto monumental de transformar 500 mil hectáreas en un parque nacional.
La disputa no es menor y, aparentemente, no se reduce a la compra de tierras a pobladores que luego serán preservadas para equilibrar un ecosistema que parecería en riesgo desde que el hombre lo habitó. La conversión de gran parte de esa zona en un parque nacional implicaría, para los residentes, modificar su modo de vida, es decir, abandonar el trabajo de producción ovina. En un principio, la idea de preservar parte del área y convertirla en un parque nacional fue bien acogida por los lugareños. También gustó la motivación de salvar al Macá Tobiano, un pato en peligro de extinción. El problema devino cuando el proyecto de la Fundación Flora y Fauna intentó acaparar la totalidad de la zona para convertir esa extensión de tierra en el Parque Nacional Patagonia y fundirlo con el homólogo chileno. Juntos, constituirían el Parque Binacional.
Efectivamente, hay una gran porción de hectáreas nucleadas alrededor de la que fuera la Estancia El Sauco, que ya se ha constituido en 2014 como Parque Nacional. A partir de ahí, la misión de la fundación fue convencer a los propietarios de las tierras aledañas a vender sus lotes. Dado que el gobierno nacional no tenía ni tiene ninguna intención de comprar media provincia para transformarla en un Parque Nacional, la fundación se ocupa de conseguir fondos extranjeros dispuestos a comprar desinteresadamente las tierras, con esta ONG mediando. Luego la provincia debería ceder estas tierras a Nación y ésta podría constituirlas como una reserva natural. Parece sencillo cumplir el sueño de dos millonarios –Tompkins y Weiss– que tuvieron esa visión una tarde de inspiración. Y sin embargo, toda la legislatura provincial y los pobladores agrarios parecen obstaculizar ese salvataje patagónico.
Hacia el comienzo parecería ser que la intención del director Juan Dickinson es la de dar voz a los dos bandos enfrentados. De esta manera, tenemos por un lado las declaraciones de la directora de la fundación que intenta explicar a la audiencia la importancia de preservar el ecosistema originario. Los argumentos prometen mejoras no solo a la flora y fauna autóctona sino a la población que podría pasar de una economía extractiva a una economía de servicios. Se trata de pensar en un proyecto a largo plazo, en el que los lugareños podrían ofrecer diversas empresas a los turistas que vendrían con gusto a conocer esta zona del planeta, y por supuesto al Macá Tobiano. También podemos escuchar los testimonios de los guarda parques y veterinarios que han viajado especialmente en esta misión de preservación ecológica. Por otro lado, tenemos las voces de los que se dedican a la producción ovina, familias oriundas de la zona desde hace más de cien años, funcionarios provinciales, consejeros agrarios, etc. Esta otra campana, que ahora lidia con la abundancia de guanacos, zorros y pumas, mira con desconfianza esos fondos extranjeros y las promesas de un turismo venidero. Bueno, aunque no hay que ser injustos, al parecer el verano pasado recibieron cinco turistas en La estancia El Sauco.
Para cerrar habría señalar que lo que prometía ser un documental trabajando con la alteridad, prontamente se desdibuja y se transforma en el micrófono cedido a los lugareños. Mientras que las declaraciones de los que representan a la Fundación parecen siempre tomadas a cierta distancia de la cámara, las que competen a los lugareños suelen encuadrarse en una multiplicidad de planos, muchos de ellos cercanos e incluso, incluyendo alguna figura de “entrevistador”, que nunca es la del documentalista sino tal vez la de otro poblador implicado. Esta modalidad construye un discurso mucho más afectivo, que puede tomar, por momentos, la forma de un diálogo. Como sea, no se trata de defender la idea de que un documental no puede tomar partido. Al contrario. Pero si el formato oblitera la subjetividad, pone sobre la mesa la polaridad de enfoques, el espectador esperará justamente eso: un discurso objetivo y no un discurso subjetivo con el disfraz de objetividad. Así y todo, estoy con los lugareños.
PROYECTO PARQUE PATAGONIA
Proyecto Parque Patagonia. Argentina, 2020.
Dirección: Juan Dickinson. Sonido: Marcos Dickinson. Música: Sufian Cantilo, Anael Cantilo. Dirección de fotografía: Miguel Abal. Una producción de Dar a luz Cine.