Juerga que supera a “¿Qué pasó ayer?”
Todd Phillips, el director de la excelente comedia juerguista «¿Qué pasó ayer?», es el productor de esta fuertísima comedia de una juerga que no sólo esta planteada en un nivel más realista, sino que lo hace con personajes mucho más jóvenes.
El argumento toma algunos elementos prestados de la obra maestra de las comedias de adolescentes de los 80, «Un experto en diversión» (Ferris Buelllers Day off), ya que consiste en una fiesta de dimensiones épicas en el cumpleaños del loser protagónico, de tal manera que pueda volverse un chico popular. Su cumpleaños de 17 es el momento perfecto dado que sus padres cumplen a la vez su aniversario de casados y se van solos a celebrar. Antes, le dan indicaciones de lo que no puede hacer en su cumpleaños, pero no se preocupan mucho porque saben que su hijo es un perdedor y creen que no va a poder convocar a nadie a su fiesta.
El formato de cine reality que ya ha aparecido varias veces este año (en «Poder sin límites» y «Con el diablo adentro»), aquí también está aplicado pero con mayor verosimilitud, ya que tiene sentido que los amigos contraten un cameraman para que grabe todo si van a producir la mayor fiesta de la historia. Con todo, hay algunas exageraciones, como que el cameraman se ponga a grabar la compra de marihuana para la fiesta a un dealer de drogas.
A medida que la fiesta va perdiendo el control, en general la película se pone un poco descriptiva, aunque las cosas que pasan bastan por sí solas para resultar divertidas hasta lo feroz para el espectador. Pero, sutilmente, en medio del desmadre se van colando detalles argumentales que vuelven a «Proyecto X» uno de los pocos experimentos interesantes en su estilo narrativo.
Hay que aclarar que las salvajadas que se ven en el film hacen que las viejas «Porkys» y hasta las modernas «American Pie» parezcan totalmente inocentes. Pero más allá de las imágenes y situaciones hiper fuertes, la idea de alguien que se juega el todo por el todo, poniendo en riesgo su futuro y su carrera para obtener algo de felicidad, aunque lo haga de la forma incorrecta, no deja de resultar emocionante.