Se olvidaban de lo artesanal
Salvo excepciones, el cine mainstream norteamericano ya no ofrece nada interesante, lo mejor del cine estadounidense parece provenir de un circuito más pequeño y que algunos críticos, amantes de las catalogaciones, han llamado “Nueva comedia americana”. “Adventureland”, la hiper independiente “The Daytrippers” o la también musical y encantadora “Olvidando a Sarah Marshall” han sido algunas de las expresiones de esta corriente, que sin muchas pretensiones han dotado de vitalidad al panorama norteamericano.
Dentro de esta corriente, se inscribe “¿Puede una canción de amor salvar tu vida?”, la misma narra la relación que se gesta entre Greta, una compositora y cantante talentosa recientemente abandonada por su novio (un músico que se “vendió” a la industria), y Dan, un productor musical alcohólico, con una relación conflictiva con su hija que ya no tiene lugar en la compañía discográfica que está cada vez más preocupada por el dinero que por la calidad y el riesgo musical.
De alguna manera, y desde la música, la película pone en evidencia la tensión existente en la industria cinematográfica hollywoodense, donde las películas son productos de mercado en detrimento del valor artístico y el amor por el cine. “Has perdido la canción en la producción” le dice Greta a su exitoso ex novio al escuchar la versión pop que ha grabado con una gran discográfica, a lo que él le responde “De esta manera lo escuchará más gente”.
Greta, en cambio, prefiere el camino artesanal, rechazada en primera instancia en la Industria, decide grabar el disco con Dan, haciendo tomas callejeras y con músicos amigos. Cuando la calidad del disco es evidente, la compañía quiere entrar al negocio pero las condiciones que propone son usureras, cada 10 dólares 1 para el artista y 9 para la compañía, por lo que Greta propone ponerlo en venta por Internet a 1 dólar y repartirlo entre todos los que participaron.
Si bien el planteo es algo naif y la forma en que se reconstruye la grabación del disco se resuelve demasiado sencillamente, la película no deja de retratar una situación que en el sistema capitalista se extiende a toda la industria cultural: el dominio de los ejecutivos y contadores por sobre la genuina expresión artística.
A pesar de algunas buenas actuaciones, como la de Keira Knightley (“Orgullo y prejuicio”), la trama romántica de la película es lo más débil del relato. Nunca logramos empatizar con ninguna de las parejas en disputa. De esta manera, cuando Dan se reencuentra con su esposa, no sentimos ninguna emoción, ya que no se construye narrativamente el amor previo entre ellos.
Con sus defectos, “¿Puede una canción de amor salvar tu vida?”, es aire fresco para una cinematografía en decadencia.