Música y lágrimas
La gran paradoja que se presenta es cómo hacer para que el público vaya a ver un filme que desde el titulo impuesto en español produzca el efecto contrario.
Empezar de nuevo, “Begin again” tal el titulo original de esta producción cinematográfica, dispara infinidad de supuestos pero ninguno determinante, algo, cualquier situación puede ser un nuevo principio, pero la inclusión de términos como canción, amor y vida, si lo hace.
La historia, las historias, pues en realidad son dos, pero al mismo tiempo una sola, se centra en Gretta (Keira Kniightley) y Dan (Mark Ruffalo) casi articulando la frase de un primer ministro ingles: “El éxito en la vida es el camino que va de fracaso en fracaso”, Winston Churchill
La narración se abre con Steve (James Corden, el actor de “Mi Gran Oportunidad” (2013, aquí también como cantante) presentando a su amiga Gretta en un bar de Nueva York, quien canta una canción compuesta por ella misma desde la herida producida por el abandono de su novio, un cantante que se encontró con el éxito demasiado rápido
Allí esta presente Dan, hundido en un vaso de whisky, un productor musical caído en desgracia que acaba de perder la productora que él mismo fundó.
Escena que tendrá un par de recurrencias a lo largo de la proyección, con el sólo fin de ir constituyendo el universo del relato de manera progresiva.
En “Begin again”, Carney, el mismo director que sorprendiera con “Once” (2006, se hace cargo a través de un paradigma conmovedor, demasiado tópico para luego confeccionar una obra de otro calibre, esto se podría definir así: De como una extraña novata puede ser el camino hacia la redención de un muerto en vida, y al mismo tiempo éste sea la boya donde la joven pueda aferrarse y salir a flote. ¿Le suena conocido?
Algo que en la historia de la literatura, y específicamente del cine, ha sido visto una y mil veces, pero que en las manos de éste realizador irlandés cobra otros sentidos a partir de elecciones no sólo estéticas, sino de las grabaciones de las canciones por parte del “dúo” en lugares insólitos, como una calle, una terraza, el reinventarse constantemente, o las narrativas, ya que pudiendo circular hacia la comodidad de una historia romántica se constituye en otra de mayor dificultad para la resolución de los conflictos individuales de cada personaje, utilizando, al igual que en su ya mencionada anterior producción, a la música no sólo como “pre-texto”.
Todo lo que Carney crea con esos elementos, tras ese punto de partida de la historia, sólo demuestran que hay una incesante búsqueda de sentidos en las situaciones cotidianas, dando cuenta al mismo tiempo, y casi como denuncia, reflejar, testimoniar, este periodo de transformación de la mal llamada industria cultural, y más especifica dentro del ámbito musical.
Claro que para sostener todo esto en un alto nivel contó con la inestimable presencia de la joven veterana actriz londinense Keira Knightley, y del gran actor como Mark Rufallo, que, le aseguro, si Mark fuese jugador de futbol argentino la hinchada estaría vitoreando para que lo lleven a la selección….