Tras su última colaboración en "La Terminal", Steven Spielberg y Tom Hanks suman a la infalible dupla de los hermanos Ethan y Joel Coen en el guión para dar forma a "Puente de espías", un film de espionaje que remite a los grandes clásicos de la guerra fría pero que termina siendo más un drama judicial que de intriga.
Contextualizada en plena Guerra Fría y la llamada “caza de espías” entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, Puente de espías se inspira en un caso real transcurrido desde 1957 hasta 1962 conocido como “el incidente U-2”, en el que un abogado de seguros de Brooklyn es asignado para defender a un espía de la URSS apresado en Estados Unidos y posteriormente hacer de mediador para intercambiarlo por otro espía norteamericano atrapado en suelo Ruso.
Tom Hanks encarna a este abogado de Brooklyn que se ve súbitamente inmerso en las entrañas de la Guerra Fría, primero cuando es asignado como abogado estatal de un presunto espía soviético -magistralmente compuesto por Mark Rylance- que deberá defender ante el rechazo generalizado, inclusive de su familia, y luego cuando la CIA lo envíe para negociar la liberación e intercambio de un piloto -Austin Stowell- de un avión U-2 estadounidense capturado por la Unión Soviética.
Spielberg captura la atmósfera de la Guerra Fría, al estilo visual de las clásicas películas de Hollywood de entonces, recreando los escenarios tanto de Brooklyn como Berlín y esos personajes con abrigos, sombreros y paraguas operando bajo las sombras.
Pero en esta oportunidad no abra un James Bond ni agentes contrabandeando información con estrafalarios dispositivos técnicos, ni tampoco atentados con bombas o tiros.La historia se centra tanto en Hanks y su personaje como el del espía soviético -Mark Rylance-, donde recaen los mejores momentos de la película, que contraponen el valor del juicio ético y/o moral sobre el juicio legal y en cuyos escuetos diálogos quedará expuesto tanto el choque ideológico de sus respectivos países como las dosis de humor inteligente de los Coen.
Gran trabajo de Tom Hanks y sobre todo de Mark Rylance, que a partir de su química logran transmitir la conexión que surge entre estos dos seres humanos que se descubren a través de la mirada, los gestos, la confianza, el honor y la dignidad.
A pesar de ser un relato donde todo se va resolviendo de manera predecible, el excesivo discurso patriótico que escapa en algunas de sus escenas, y no lograr momentos o escenas realmente memorables, el gran trabajo en la ambientación de la época, la fotografía, puesta en escena y dirección de arte, sumado a dos grandes interpretaciones, hacen de Puente de espías una película efectiva, fluida y entretenida, que seguramente dirá presente en la venidera temporada de premios Oscar y afines.