Puerta de Hierro, el exilio de Perón

Crítica de Beatriz Molinari - La Voz del Interior

Argentina como destino

Víctor Laplace asume dos identidades claras y apasionadas cuando filma Puerta de Hierro. Por un lado, es un gran actor que toma el control de la cámara; por el otro, un peronista que ha transitado las décadas que narra en la película.
Puerta de Hierro. El exilio de Perón recorta la extensa biografía de Juan Domingo Perón en la etapa de su exilio, después del golpe de estado de 1955, hasta el Operativo Retorno.El 8 de octubre de 1972 Perón cumplía 77 años en Puerta de Hierro, en las afueras de Madrid. Ese día es el eje del guión que Laplace escribió con Leonel D'Agostino. De allí se disparan los episodios hacia atrás, estructura sencilla que permite ordenar las líneas del relato.Hay varios recursos que sirven de soporte a las interpretaciones. La ‘caja' de la narración pasa por los diálogos de Perón con una joven costurera, Sofía (Natalia Matteo), con quien se sincera y comparte lecturas. Una suerte de sustituto del padre revolucionario muerto. Esa relación lo lleva a grabar sus memorias, excusa para que la película discurra cronológicamente, con los personajes como mojones.
Víctor Laplace compone un Perón cotidiano, con poder a pesar de la distancia, unido a una mujer de muy pocas luces, anfitrión de todos y agradecido con Jorge Antonio (Javier Lombardo), el amigo que paga las cuentas; achacado, lúcido, dolido, desconfiado, advertido de que transita el último tramo de su vida. El actor ha buscado el mimetismo en el porte, el estilo, los gestos, el tono y la inflexión de la voz. Laplace habla en palabras de Perón, con muchas frases reconocibles que el líder del movimiento legó.
El guión va sumando retratos logrados, según ese concepto de interpretación de figuras históricas. Se destaca Laplace pero junto a él, Victoria Carreras es una gran revelación en el personaje de María Estela Martínez de Perón, por los matices, entre la devoción (por Perón y por ‘Lopecito') y la incapacidad para comprender la grandeza de ese tiempo decisivo. En el rol de López Rega, sorprende Fito Yanelli, como el sujeto oscuro, ‘el Brujo' de la política argentina. Manuel Vicente, a simple vista, ‘es' Héctor Cámpora, el más fiel, en palabras de Eva. También se destacan Sergio Surraco, como Rodolfo Galimberti, y Federico Luppi, como otro viejo lobo, en el rol del doctor Puigvert.Puerta de Hierro trabaja con cierta iconografía, palabras escuchadas, consignas y momentos que potenciaron el mito peronista desde que sonó la primera bomba en Plaza de Mayo. Es particularmente emotiva la escena de la recuperación del cadáver de Eva Perón, así como elocuentes, los primeros planos del expresidente y el diseño de arte de Adriana Maestri que recrea los años 1960 y los primeros 1970.Puerta de Hierro, el lugar, fue la esperanza de millones y la amenaza para otros tantos. Para quienes tengan memoria de los hechos, la semblanza de Laplace es una provocación interesante; para los más jóvenes, una interpelación sobre el rol de la juventud en la construcción del poder.