Son los tiempos previos al regreso del General, los últimos días del exilio obligado; y los tiempos en Argentina están revueltos aunque Perón lo ve todo desde España. Estos simples renglones podrían definir una parte importante de "Puerta de Hierro...", pero su riqueza parece estar no tanto en los lineamientos generales como en los detalles de la larga espera.
Víctor Laplace y Dieguillo Fernández se ponen al frente de una producción a la cual en primer lugar no parece faltarle presupuesto, o mejor aún, saben hacer un buen uso de los recursos con los que cuentan.
En un breve racconto veremos como Perón (Laplace) conoce a Isabel (Victoria Carreras) y esta prácticamente se funde con él y entrega a la causa. Pero después las cosas cambian, ambos viven encerrados, casi agobiados por el encierro en esa mansión de España, y cada uno canaliza de manera distinta. Isabel se compenetra demasiado con el Secretario de su marido, López Rega (Fito Yanelli) y se va sumiendo cada vez más en la desesperación y tal vez, una suerte de locura, previendo que no podrá soportar lo que está por venir.
Perón, por otro lado, de salud cada vez más débil, recibe constantes visitas con las que mantiene largas charlas, se relaciona políticamente, observa de reojo a su mujer, y principalmente conoce a una sastre española, Sofía (Natalia Mateo) con la que entablará una relación cuasi paternal y grabará unas cintas que le regaló esta, relatando el día a día con mensajes políticos.
Esta es la propuesta de "Puerta de Hierro...", mostrar a un Perón cotidiano, viviendo el día a día, y con la política argentina que reclama su presencia nuevamente. Por supuesto, también se lo verá dirigiendo todo a distancia a pesar de debilitarse cada vez más y más.
La película, que también cuenta con la colaboración de Laplace en el guión, tiene aciertos y flaquezas, el asunto será ver cuáles pesan más, y eso estará en la visión de cada espectador.
Por un lado es rica en la reconstrucción histórica, en la interesante visión política, en poner el foco en detalles mínimos (algo que Fernández ya hizo en su anterior film "Uno"), y en la caracterización y labor actoral general. Todos estos logros enflaquecen ante una banda sonora demasiado altisonante y algunos puntos del guión algo flojos y discutibles de los cuales se hace difícil volver.
Quizás recuerde a un tipo de cine histórico que hacía un tiempo no se hacía en nuestro país, el del regreso de la democracia, el que corre el riesgo de convertirse en declamatorio (sobre todo cuando Perón se vuelve una máquina de frases célebres); pero de alguna manera sale airoso y logra un resultado interesante.
Laplace repite su papel de Perón y sin embargo se lo ve distinto que en film con Esther Goris logrando una composición impecable. Yanelli conduce a su López Rega de manera misteriosa y con la traición y el engaño a flor de piel (una escena en la que ocupa el sillón de su jefe es remarcada y convincente, muy lograda). Lo mismo podríamos decir de Javier Lombardo, Manuel Vicente y Sergio Surraco como Jorge Antonio, Cámpora y Galimberti respectivamente.
Párrafo aparte para Victoria Carreras en la que puede ser la mejor actuación de su carrera, lejos quedó la adolescente de los films dirigidos por su padre. Isabel es frágil, enferma, adolece de equilibrio, y también se muestra manipuladora... Esos registros se marcan en la actriz con naturalidad.
"Puerta de Hierro" pudo haber sido un gran film histórico sobre un período poco conocido de nuestra historia, un guión más pulido hubiese ayudado en ese sentido.