Víctor Laplace (quien ya había sido el General en la muy buena Eva Perón) dirige y protagoniza este film que narra a modo de ficción -incluso con elementos románticos- el exilio del líder político. La película cae, desgraciadamente, en varios lugares comunes, aunque intenta -y logra por momentos- mostrar la relación entre el icono y la parte más humana y falible del personaje, aunque su deriva recuerda mucho más a la televisión que al cine. El trabajo de producción y las imágenes son quizás lo mejor de la película.