La película protagonizada por Álvaro Teruel, el cantante de "Los Nocheros" , transita por el thriller a partir de una premisa atractiva que se desdibuja con el correr de los minutos.
El cantante de Los Nocheros, Álvaro Teruel, protagoniza esta ópera prima de Martín Basterretche, en la que encarna a Ulises, un joven cineasta que, desde su ventana, registra imágenes de personas comunes y corrientes para hacer su propia película hasta que descubre a una mujer que lo seduce y desaparece. Con indisimulables ecos del clásico La ventana indiscreta, la película intenta, sin demasiada suerte, transitar por el thriller con una premisa atractiva que se desdibuja con el correr de los minutos.
El protagonista, con menos suerte y carisma que el héroe legendario de la mitología griega, enfrenta su propia odisea, e investiga junto a un periodista amigo -Luis Longhi- un caso que sólo muestra la punta del iceberg y una desaparición que lo convierte en el principal sospechoso de un crimen.
Un relato de suspenso que camina incomprensiblemente por personajes y situaciones caricaturescas que restan credibilidad a lo que el espectador verá más adelante, con diálogos, actuaciones y vueltas de tuerca que no llevan a los personajes a buen puerto. Una inspectora -Adriana Ferrer- encargada del caso -y sin pruebas- y un villano interpretado por el cantante de tangos Guillermo Fernández, aparecen en una trama en la que espiar las actividades ajenas tiene un alto costo.
Punto Ciego sólo se queda en la intención de hacer un buen policial ambientado en un ambiente portuario y plagado de apariencias engañosas, pero escoge los atajos menos verósímiles cuando plasma en la pantalla un rutinario ejercicio audiovisual. Ulises, con su cámara VHS, y corriendo con bolsas de supermercado tras los pasos de la misteriosa mujer que aparece en la filmación, no alcanzan para crear los climas adecuados al género que el mismo film propone.