Sin salvación
La opera prima de Martín Basterretche presenta una trama confusa, compilación pobremente realizada de lugares comunes del género policial y de espionaje.
Un joven cineasta filma todos los días, desde la ventana de su departamento, la misma esquina. El propósito: armar una película poco convencional, que triunfe, según él mismo dice, “en el circuito alternativo y de festivales”. Pero su cámara registra personajes misteriosos, especialmente a una chica bonita, que desviarán las intenciones originales de Ulises (el nochero Alvaro Teruel, en su debut actoral en cine) y lo involucrarán en una conspiración criminal.
Ese es el punto de partida hitchcockiano, mezcla de La ventana indiscreta y Vértigo, de Punto ciego, opera prima de Martín Basterretche (montajista de las tres últimas películas de José Celestino Campusano). Un comienzo prometedor: una película dentro de otra y la expectativa de alguna reflexión irónica sobre el mundillo del cine. Pero las esperanzas de ver un buen filme de género se desvanecen rápidamente.
La trama se enreda en un confuso compilado de lugares comunes de filmes policiales y de espionaje, con situaciones y personajes que responden al imaginario de estos géneros. Pero pobremente realizados, porque el bajo presupuesto se nota demasiado, y así es difícil darle credibilidad a la existencia de una red de piratería internacional (o algo así). Es ahí donde debería aparecer el trabajo actoral para sostener aquello que no puede la estructura de producción, pero el elenco también falla, y entonces no hay salvación posible.