El director Daniel de la Vega es el responsable de, entre otras, Ataúd blanco, La muerte sabe tu nombre, Hermanos de sangre y Necrofobia. Con esas películas se convirtió en uno de los estandartes del Cine Independiente Fantástico Argentino (CIFA), corriente artística que, luego de la muy recomendable Aterrados, de Demián Rugna, encuentra en Punto muerto uno los puntos más altos de los últimos años.
De la Vega –coguionista también de la inminente Soy tóxico– dice en las notas de prensa que Punto muerto es “un viaje a un tipo de cine no tan reconocible para muchos jóvenes”. Se refiere al noir de los años '40 y '50, aquel en el que detectives generalmente torturados intentaban resolver un crimen con la ayuda de un asistente. Sobre esa base parte esta historia que gira alrededor de Luis Peñafiel, un escritor de policiales que, a principios del siglo XX, asiste a una convención junto a varios colegas.
Peñafiel (Osmar Nuñez) acaba de finalizar una novela que plantea el crimen perfecto en una habitación cerrada, resolviendo así uno de los grandes enigmas del policial. En el viaje en tren rumbo a la convención se cruza con un crítico literario (gran trabajo de Luciano Cáceres) y conoce a un joven escritor/admirador (Rodrigo Guirao Díaz). El asunto se complica cuando esa misma noche ocurra un crimen muy parecido al imaginado por Peñafiel, lo que lo convierte en principal sospechoso.
Lo que sigue es un juego de intrigas que se nutre del imaginario habitual de Edgar Allan Poe, Agatha Christie y Arthur Conan Doyle, en tanto ambos escritores intentarán dilucidar qué tan viable de aplicar es la resolución propuesta por Peñafiel en su libro, todo en un contexto donde De la Vega cruza lo policiaco con lo fantástico.
Con una fotografía en blanco y negro expresionista y deliberadamente artificiosa, Punto muerto es también una inteligente reflexión sobre el arte y los mecanismos de los procesos creativos. De la vega, además, es consciente del largo linaje en el que se encuadra su película, y por eso incluye múltiples referencias a figuras del policial y el cine de género. Referencias que, lejos del capricho, son funcionales a la construcción de un relato tan atrapante como original en el cine nacional.