Un grito de corazón: soy lo que soy
Sobre una agrupación que milita por la justicia y la diversidad.
Un acierto de este documental, no el único: su tono de-senfadado. Su opción por la vindicación celebratoria antes que por el análisis solemne. Los protagonistas de Putos peronistas -retratados visceralmente, en crudo, sin voces en off ni tediosas cabezas parlantes- no sólo logran resignificar insultos, como el que le da nombre a la película: también reflexionan -con humor irónico- sobre la múltiple discriminación y actúan sobre la realidad. Militan. “Ser puto es ser de izquierda”, dice uno. “No olvidemos la frase de Pedro Lemebel: lo maricón no quita lo fascista”, responde otro.
La película de Rodolfo Cesatti, hecha a pulmón, muestra la gestación de esta agrupación que retoma la lucha del setentista FHL (Frente de Liberación Homosexual) y da batalla por sus derechos y por los de las mayorías. No se trata, explican ellos, de gays reclamando desde la corrección burguesa, sino de “putos” del conurbano bonaerense, entre los que predominan travestis que viven de la prostitución en La Matanza.
“¡El puto es peronista, el gay es gorila!”, arenga Ariana Cano, primera locutora transexual del país, vestida de Evita, en una surrealista “Fiesta de Puta Madre”. Dice: “No somos un grupito gay más, no formamos parte de un gueto, creemos que la única minoría es la maldita oligarquía”. Los presentes, muchos, le cantan: “Acá están/estos son/putos, tortas de Perón”.
La primera parte se centra en las suburbanas reuniones de Putos Peronistas. Alguien pregunta si el grupo no estará tomando una estética capusottiana . Todos ríen y aluden a la triple marginación: por la elección sexual y por ser pobres y peronistas. “En Capital te miran peor si decís que sos peronista que si explicás que sos gay”. Por las dudas, Putos...
empieza con la advertencia: “Esta película contiene escenas de peronismo explícito”.
En el último tramo, cuando el filme se centra en la presencia de la agrupación en actos kirchneristas, las peculiaridades de los personajes de diluyen un poco. Pero el resultado general es bueno: las sensación que queda es de catarsis, de justicia, de cambio de época.