Se estrenó finalmente, el documental “Putos peronistas, cumbia del sentimiento”, ganador del festival LiberArte del año pasado y también premiado hace poco en el respectivo certamen de Cine de Derechos Humanos en nuestra capital. Si bien por ahora su horario de exhibición es bastante restringido (un solo horario, nocturno, en el ArteCinema), promete su distribuidora que pronto irá al Malba y al Gaumont para ampliar la cantidad de salas que lo exhiben, hacia mediados de junio.
La historia que se presenta en este relato de investigación, es la de una agrupación militante singular. Nada menos que la de conjunto de jóvenes que bajo el nombre “Putos Peronistas”, se lanzó a la arena política allá hacia fines de 2007, buscando integrar a hombres y mujeres de distinta preferencia sexual, en pos de una lucha para obtener reivindicaciones justas y necesarias. La base de este grupo, nacido en una barriada pobre instalada en un barrio al fondo de la ruta 3, en el partido de La Matanza, localidad González Catán, está conformado por un colectivo de homosexuales de ámbos sexos, muchos de ellos travestis que viven de la prostitución en las afueras de la ciudad.
El director Rodolfo Cesatti elige al principio un estilo ágil y empático para mostrar los lazos que unen al grupo: instala su cámara en la noche, cerca de la ruta donde trabajan las “chicas” y también en los lugares donde se reúnen. Se ve, afecto, estudio doctrinario sobre Perón, solidaridad con los que sufren, preocupación por erradicar el trabajo sexual como medio de subsistencia. Aquí es dónde el film muestra su arista más interesante, ya que cada miembro del grupo va explicando las motivaciones que los llevaron a la militancia y cómo es el día a día de ser “puto” en el conurbano bonaerense (ellos se encargan de subrayar que de la General Paz para acá, es muy distinto).
Este segmento es el más rico del film. A partir de ahí, se presenta una extensa cronología de cómo ese pequeño grupo de militantes comienza a cobrar notoriedad en la política argentina.
Y en ese recorrido, que es presentado con mucho detalle, vemos como “Putos Peronistas”, aquel pequeño grupo del populoso Oeste cercano, comienza a crecer y multiplicarse, favorecido por las condiciones que genera la gestión K: apoyo a las minorías y a los excluídos, lucha por el matrimonio igualitario y demás.
Quizás hay un exceso de imágenes relacionadas con respecto a la devoción del grupo por sus líderes (con Néstor y Cristina a la cabeza), ubicadas para mostrar no sólo el agradecimiento del grupo para con ellos (por su compromiso con la lucha de este gobierno en defensa de sus derechos) sino el desarrollo político de la agrupación, pero no molesta. Sí, los eventos de los esta militancia participa son descriptos con mucho detalle (una elección) y quizás, arriesgamos, hubiese sido más rico ver a los nuevos militantes que se van uniendo a la corriente (sólo vemos unos pocos a lo largo de todo el film), narrando cómo fueron incorporándose a las filas de este grupo.
"Putos peronistas" es un documental interesante, frontal, de alto voltaje político. Abre el debate, y eso eso es siempre saludable.