A 500 km de las Islas Malvinas, se encuentra el Canal de Beagle. Su geografía pertenece a Tierra del Fuego, bien al sur de la Argentina. Los primeros planos panorámicos, aéreos y en movimiento, ubican esos paisajes enormes marítimos y nevados en donde se desarrollaron dos conflictos, uno diplomático y el otro bélico los márgenes de la Guerra de 1982
- Publicidad -
El primero, conocido como Conflicto del Beagle, enfrentó a Argentina y Chile en torno a la soberanía sobre la traza de la salida Este del canal. El segundo, la Guerra de Malvinas fue un momento determinante de la historia de comienzos de la década del 80 donde Argentina y Gran Bretaña se enfrentan por la soberanía de las islas del Atlántico Sur.
La historia que despliega el director Tossenberger que conoce bien esos paisajes y ese universo, la desarrolla desde los primeros momentos de la invasión de las tropas argentinas a Malvinas por Ejército argentino, cuya masa se conformaba mayormente por soldados muy jóvenes que fueron enviados sin instrucciones militares ni psicológicas para una guerra.
A un destacamento de la Armada llegan dos conscriptos asignados al Canal de Beagle. Son Pablo y Ramón, el primero un estudiante de Abogacía de Buenos Aires, el otro, un tucumano que nunca había salido de su pueblo. Allí los esperan un suboficial (Osqui Guzmán) y un cabo (Jorge Sesán) con quienes vivirán todo ese tiempo de conflicto de un poco más de dos meses.
Hay una acierto en alimentar un clima de violencia interna dentro ese pequeño grupo, rápidamente sometido a los caprichos y los ataques de furia del suboficial, muy bien Osqui Guzman, que según sus criterios personales someterá a castigo a los conscriptos indistintamente, caracterizados por momentos de manera algo esquemática pero que finalmente nunca terminan de desentonar con la buena actuación de Guzmán.
También acierta en generar una situación de constante espera: ¿vendrán los ingleses?, ¿llegarán a ese puesto? ¿habrá cambio de guardia? Que se produzcan esos hechos dependerá siempre de algo externo, no de sus voluntades. Y hay algo que ahí también se traduce de manera interesante, sin bombas ni estallidos sino con el miedo de estar viviendo algo terrible que los afectará de la misma manera.
En un escenario natural con una gran carga teatral, QTH, que justamente tiene que ver con la ubicación geográfica de los barcos en alta mar, resulta una película realmente digna sobre la Guerra de Malvinas que, como hemos dicho ya tiene una filmografía algo despareja pero bastante abundante.
Mirá también nuestro comentario sobre Soldado argentino, solo conocido por Dios