Un drama bélico algo moroso
Durante la Guerra de las Malvinas, un destacamento formado por cuatro soldados es asignado a atender un puesto de radar en el Canal de Beagle. Su trabajo consiste, básicamente, en determianr la ubicación (el QTH del título) y la identidad de las embarcaciones que pasan por la zona. El grupo está compuesto por un suboficial abusador y obsesivo por la comida; un cabo curiosamente humanista y dos conscriptos, un tucumano y un porteño. Mientras el suboficial cuida un hámster que tiene como mascota y prepara la comida con un delantal de cocina que a veces ni siquiera se quita al propinar "bailes" y malos tratos a los colimbas-, la guerra va tomando el curso que todos conocemos, lo que se describe a través de los comunicados del gobierno militar, que los personajes escuchan por la radio.
El planteo no deja de ser original, pero lo cierto es que este drama bélico intimista daba más para un corto que para un largometraje, ya que la acción avanza lentamente sin dirigirse hacia ningún lado. Hay algunas buenas escenas y actuaciones algunas dotadas de sorprendentes toques de humor grotesco- y sobre todo buenas imágenes relacionadas con los paisajes del sur argentino.