RESCATE DE LO PROPIO
Estados Unidos parecería haber perdido el rumbo en el campo bélico, luego de la Segunda Mundial. Por eso mismo, Michael Moore no duda en aceptar el desesperado pedido del ejército, la marina y la fuerza aérea para volver efectiva y beneficiosa alguna invasión. Sin perder el tiempo, el director se marcha en un portaaviones con su amada bandera flameando y traza un mapa de ruta para iniciar su cometido: invertir los roles y dejarse él invadir para tomar ideas, concepciones, logros o formas de vida, llevarlas a su país y ponerlas en práctica.
El tono irónico de los primeros minutos del documental se diluye una vez que Moore arriba a Italia, el primero de la larga lista de países del Viejo Continente que visitará (además de Túnez), y se mantiene didáctico durante toda la película.
En Italia queda maravillado por las ocho semanas de vacaciones pagas anuales, aguinaldos, las licencias por maternidad y la mentalidad de los empresarios que buscan reducir el stress de los trabajadores para aumentar la producción. En Francia se deslumbra por los almuerzos en comedores de escuelas públicas, el nivel nutricional, la enseñanza sexual y la forma de distribuir los impuestos.
Moore no puede dar crédito a las cárceles de lujo de Noruega y al tratamiento de los presos como tampoco que la despenalización del consumo de drogas en Portugal haya conseguido disminuir los disturbios y el consumo.
Los casos, testimonios e invasiones se suceden a una gran cantidad de temáticas complejas y universales pero que pierden, por momentos, cierta verosimilitud al mostrarse perfectos. De hecho, en toda la película no se menciona más que al pasar, ningún inconveniente europeo; más bien se lo muestra como un continente inigualable, modelo, ideal. En Islandia, por ejemplo, una de las mujeres entrevistadas no sólo indica que no iría a Estados Unidos, sino que le reprocha a él por su falta de preocupación por la gente que se muere de hambre dentro del país.
La última parte de ¿Qué invadimos ahora? se embebe en la idea de moraleja, que roza la creación de consciencia, el patriotismo y la implementación futura de numerosas ideas que, por azar o coincidencia, surgen todas del mismo lugar. Una invasión que, a final de cuentas, no es más que una vuelta hacia las propias raíces.
Por Brenda Caletti
@117Brenn