Moore, como siempre eficaz, aun cuando es tendencioso
EN SUS MEJORES MOMENTOS, "¿QUÉ INVADIMOS AHORA?" HACE REÍR Y SACAR ALGUNAS CONCLUSIONES El film de Michael Moore es hilarante y muy contundente al señalar las múltiples maneras de que el mundo sea un lugar más justo, y en otros momentos, autoindulgente y con poco rigor histórico.
Partiendo de la jocosa premisa de dejar de invadir países por el petróleo para robar otras riquezas más sutiles, relacionadas con la educación, derechos laborales, alimentación, seguridad o igualdad entre hombres y mujeres, Michael Moore invade diferentes países para comparar cómo a lo largo y ancho del planeta las cosas pueden ser más justas que en los Estados Unidos.
En sus mejores momentos, el resultado no sólo es hilarante, sino también muy contundente en su eficacia para señalar las múltiples maneras de que el mundo sea un lugar más justo. En sus partes más flojas, la película también es muy repetitiva y autoindulgente, totalmente débil en el rigor histórico, parcial y tendenciosa con tal de poder llegar a las conclusiones deseadas, y muy acotada en los territorios a invadir. Por cuestiones de producción evidentemente geográficas y relacionadas a invadir países extremadamente "Michael Moore friendly" -en Eslovenia el mismísimo residente le hace el juego al director de "Roger & Me"- el film básicamente se centra en Europa, recalando especialmente en Escandinavia, lo que implica la ausencia de comparaciones con potencias mundiales como Rusia, China o Inglaterra,y dejando de lado las democracias más grandes del planeta en términos demográficos como India, Brasil o México, De hecho, no hay un sólo país latinoamericano al que Moore crea que haya algo que valga la pena birlarle, y apenas sale de Europa unos minutos para celebrar la democracia de un país musulmán como Túnez (fragmento sin desperdicio).
A poco de desembarcar para clavar la bandera de Estados Unidos en Italia, Moore se sincera explicando que la idea es buscar las flores y dejar los yuyos. Eso implica momentos divertidísimos en Italia, donde según Moore las ocho semanas de vacaciones pagas, las dos horas de almuerzo diario, y el aguinaldo a fin de año explican por qué toda la gente parece dedicada más que nada al sexo. Y la diversión sigue en Francia clavando la bandera en el comedor de varias escuelas primarias, de barrios ricos o pobres, donde los alumnos siempre tienen media docena de quesos (el favorito es el Camembert), con situaciones graciosas como la reacción de los chicos cuando Moore les ofrece una lata de Coca-Cola,
En Portugal y Noruega, al centrarse en entrevistas a policías, guardiacárceles y presos mostrando la tolerancia a las drogas y las cárceles de luxe, el film da un giro extraño y fascinante que lo relaciona con los viejos documentales "mondo" populares en los 60 y 70 a partir del clásico "Mondo Cane" de Paolo Cavara y Gualtiero Jacopetti. De hecho, ese tipo de films mostraban cosas muy parecidas sobre las cárceles nórdicas (pero el video de bienvenida que ven los reos al entrar a una cárcel de máxima seguridad noruega supera todo lo conocido).
Obviamente para divertirse y alcanzar algunas conclusiones serias no hace falta ser estadounidense.