El nuevo film de Michael Moore arranca con un cuestionamiento: pese a tanta inversión y alharaca, los Estados Unidos no ganaron ninguna guerra desde la Segunda Guerra Mundial; incluso, terminaron fomentando la creación de enemigos como ISIS. Habrá que pensar bien, entonces, adónde invadir ahora, y él mismo se propone como invasor. Lo que sigue es un recorrido de Moore por una decena de países donde se hacen mejor las cosas que en los EE.UU. Al finalizar el último testimonio del representante del país en cuestión, el controvertido documentalista planta una bandera norteamericana con la expresión: “Les robo la idea y me la llevo a casa”.
Así, el primer país “invadido” por Moore es Italia; allí, los empleados de cualquier empresa gozan de hasta dos meses de vacaciones pagas, algo que los empleadores (el director entrevista al CEO de Ducati) ven con buenos ojos: es una inversión para tener al personal motivado, mientras en los EE.UU. las vacaciones pagas solo existen en la imaginación. Moore sigue por Francia, donde la comida es sana y de primera calidad hasta en los colegios más alejados de Normandía; Finlandia, donde existe el nivel mundial más alto de educación, por recibir inversión estatal, ser gratuita y hermanar a todas las clases sociales; Eslovenia, donde la educación, también cualificada, es gratuita y abierta para todo el mundo (hay alumnos norteamericanos y una infografía incluye, como corresponde, también a la Argentina). Pero el foco son aquellos países (Túnez, Islandia) donde la participación de la mujer inclina la balanza a favor del progreso. Sin deslumbrar, en vísperas de la elección presidencial más reñida, Moore aporta su granito de arena, en un documental informativo y por demás agradable.