El Amor Líquido
Whatever Works o Que la Cosa Funcione, es lo último en llegar a nuestros pagos del famoso director neoyorquino Woody Allen (Vicky, Cristina, Barcelona y Manhattan), que en esta ocasión presenta una historia donde el personaje principal es una mezcla de él mismo y de Larry David, un escritor, actor y productor de series conocidísimas como Seinfeld y Curb your Enthusiasm (HBO), ambas ganadoras de varios premios de la TV. Entre los 2, moldearon un personaje que cuenta lo que vendría a ser su historia de vida, la de un neoyorquino tipo que presenta algunas características especiales como ser obsesivo compulsivo, depresivo, genio, pesimista, gracioso, misógino, comunista y más!, bien al estilo Allen. Boris Yellnikoff, el personaje principal, luego de divorciarse de su esposa, conoce por accidente a una joven sureña con poco cerebro, pero con mucho encanto, a la que ayuda en un principio a instalarse en la gran manzana hasta que surgen sentimientos en la ecuación, y comienzan una relación que los llevará a una serie de acontecimientos que cambiará sus vidas y las de sus familiares.
En este trabajo el director saca a relucir algunos de sus pensamientos más representativos acerca de la pareja, las instituciones y la religión, ofreciendo una visión pesimista pero divertida acerca de las cuestiones de la vida, donde las relaciones con las otras personas son tan volátiles que lo único que queda por hacer es "Que la Cosa Funcione". Si alguno leyó al pensador Zygmunt Bauman y sus reflexiones acerca del Amor Líquido y el Amor Sólido, la Modernidad Líquida y la Modernidad Sólida, encontrará en este film un buen retrato de este tipo de fenómeno, donde la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual, y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, sólo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción.
Como crítica más fuerte, encuentro que Allen toma ciertos aspectos de las personas muy a la ligera, siempre con mucha inteligencia en el planteo, pero con cierta irresponsabilidad en la profundidad o la reflexión sobre ellos, exponiendo tesis sobre el Hombre reducido a un animal movido sólo por impulsos y deseos. Se burla de la monogamia, de las instituciones, de las culturas, obviamente también cobra la Iglesia y es satirizada, en un ejercicio que no siempre resulta divertido de ver. En este caso particular, creo que la película logra un par momentos magníficos, con diálogos muy interesantes en algunas escenas, exhibiendo un personaje con el que es difícil no simpatizar por el nivel de acidez que carga en su persona, algo que la mayoría tenemos pero que no siempre exteriorizamos. En conclusión, Whatever Works es un buen producto que entretendrá sobre todo a las audiencias más ácidas, como la de nuestro país a la que suele gustarle el humor negro.