Nada, no pasó nada
¿Viste la primera? Bueno, es lo mismo pero peor.
Ok, voy a ampliar, orden de "arriba", aunque estoy seguro que con eso alcanzaba. Les voy a contar una anécdota narrada por Jorge Guinzburg. El petiso contó una vez que el gran Pepe Iglesias "El Zorro" siempre le decía en relación a alguna situación cómica: "Si, está bien, esto es gracioso, pero no es insólito, vos tenés que buscar cosas que sean insólitas"; y un día, recordaba Jorge, Pepe vió un material y le dijo "¿Ves? esto es insólito", entonces Guinzburg dijo "uy, qué bueno", a lo que Iglesias remató "Pero no es gracioso".
La trama de "¿Qué pasó Ayer? 2" está estructurada de idéntica manera a la anterior. En la primera parte los protagonistas tenían una mínima química, generada por la novedad, aunque la propuesta no era novedosa en sí misma. En esta segunda parte la química es inexistente, los actores repiten sus personajes pero sin conectar en ningún momento. Galifianakis hace al mismo infradotado pero esta vez sin gracia. Toda la película está a la deriva y queda claro casi desde el principio que va a terminar mal. O sea, aburriendo.
Sí, aburre. Hay un punto en el que los guionistas se extravían, pierden el rumbo y confunden osadía con exabrupto. Por momentos el filme es ofensivo, pero no el sentido que podría serlo "Torrente", por ejemplo. El ejemplo vale porque mientras Santiago Segura con "Torrente" es capaz de la mayor guarrada, sabe manejar el tono, la intención. En ese sentido el director Todd Phillips se comporta como un pendejo que aprendió a decir un par de guarradas y las lanza sin ton ni son ni gracia.
No vamos a explayarnos sobre el discurso nefasto de una producción que presenta una oda al descontrol que sólo puede venir de una sociedad reventada a la que no le alcanza con destruirse a sí misma, sino que busca incansablemente destruir a otros. Hasta con películas como esta.