Dos años pasaron desde que Todd Phillips tomara por sorpresa al público y la crítica mundial con aquella divertida comedia que le devolvía el status ganado dentro del género, luego de la fallida Starsky & Hutch y la olvidable School for Scoundrels (Escuela de tontos). Una historia de hombres maduros que necesitaban un tiempo fuera de la rutina y llegaban hasta los límites del descontrol. Un trío fiestero como el de Old School (Aquellos viejos tiempos) probaba hasta qué punto se podían volver a ser jóvenes, regalando así una de las joyas del humor de los últimos tiempos. En el camino quedó otra gran lección sobre la amistad de la mano de Due Date (Todo un parto), repitiendo sólo uno de los ingredientes de la fórmula pero logrando que nuevamente la química fuera perfecta.
En esta oportunidad el wolfpack viaja hasta Tailandia para el casamiento de Stu, quien toma todos los recaudos posibles para que lo que pasó en Las Vegas sólo sea un oscuro recuerdo de su pasado. Este olvido intencional incluye a Alan, uno de los personajes cómicos de la década, quien vive atrapado en ese momento y muere por recuperar a sus amigos. Cuando el plan del novio se desmorone y la resaca de Bangkok se sienta peor que la anterior, los tres protagonistas darán pie a situaciones desopilantes que, lamentablemente, sólo repiten a la original.
La mejor forma de describir a The Hangover Part II (¿Qué pasó ayer 2? Parte II) es la que se ha utilizado mucho en los últimos días, una para ver con amigos. Esa valoración no la siento como algo positivo, limitar el disfrute de una película a una determinada situación no parecería ser lo correcto, y sin embargo es lo que pasa. El motivo de la demora de esta crítica es que, en vez de acceder a una función temprana, la cita fue a las 23 del día del estreno con diez amigos. Las risas acompañaron el desarrollo desde el principio hasta el fin, dado que no hay una escena que no sea divertida. Y sin embargo no es una gran película como la original y ni siquiera una buena segunda parte, ya que sólo se trata de una fiel imitación.
Como uno de esos juegos de niños en los que se cuenta una historia con espacios en blanco y uno puede completarlos con lo que se le ocurra para luego leer el resultado final, esta segunda parte toma una matriz ya hecha y añade algunos detalles mínimos. Si lo novedoso de la primera era el buen guión, con una búsqueda detectivesca de la noche anterior, en esta parece escrito en piloto automático y en forma apurada. La capacidad para el humor se da cuenta en forma constante, los chistes son buenos, los diálogos graciosos, la mayor participación de Mr. Chow (el genial Ken Jeong) es un acierto y las actuaciones de su trío central efectivas, y sin embargo la sensación es que se está viendo la misma película. Como si fuera una necesidad de complacer a los seguidores, los personajes utilizan iguales expresiones y repiten gestos, con lo que el efecto se refuerza.
The Hangover Part II no resiste una mirada muy crítica por todas estas cuestiones arriba mencionadas, pero estas no ocultan el hecho de que se trata de una comedia muy divertida que cumple sobradamente su objetivo de hacer reír. Tener una nueva oportunidad de ver en acción a Zach Galifianakis y Ed Helms es algo para celebrar, más allá de que se necesiten amigos para hacerlo.