Un final épico para una de las sagas humorísticas más irreverentes de todos los tiempos. Todd Phillips, elige Las Vegas, en donde todo comenzó, para desarrollar una historia plagada de humor negro (la escena de la jirafa en la autopista es de las mas salvajes que ha dado el genero en toda su historia), autorreferencias a las dos anteriores películas (con la participación de todos los personajes de la serie) y cierto clima de redención general por parte del trío principal. A diferencia de las anteriores películas, aquí Alan, el más bizarro y freak de la manada, cobra un protagonismo tal, que deriva en una serie de secuencias disparatadas. Zach Galiafinakis se vale de toda su gestualidad para cargarse el filme al hombro, secundado por Bradley Cooper y Ed Helms, correctos y efectivos en los gags que les tocan en suerte. Es el cierre de un ciclo seminal, el de la comedia fiestera, que se disfruta con amigos, y que invita a relajarse y gozar.