La gran lección que deja esta película es que algunas historias no deberían tener continuaciones.
El director Todd Phillips tomó nota de las críticas que se le hicieron a la segunda entrega de esta serie, que fue un refrito burdo y poco creativo de la película original, y en esta nueva producción brindó algo completamente diferente. Tal vez demasiado.
¿Qué pasó ayer? Parte 3 prácticamente es un thriller de humor negro, donde los protagonistas en este caso se ven envueltos en situaciones más peligrosas donde lidian con mafiosos y asesinatos.
Si bien el film tiene momentos graciosos la trama ni por asomo en materia de humor está a la altura de la original, aunque que por otra parte resultó un poco mejor que la segunda entrega.
Más allá que el concepto de la historia sea diferente, las situaciones graciosas nunca llegan a ser desopilantes y como mucho te sacan una sonrisa.
Es extraño porque la verdad que la película es entretenida y no la pasás mal. Inclusive Zack Galifianakis y su insoportable personaje genera algunas situaciones cómicas, pero al final te queda la sensación que esta fue una secuela forzada.
En ese sentido me impactó mucho el trabajo de Bradley Cooper, quien acá ofrece una interpretación completamente desganada como si no hubiera tenido ganas de hacer este film.
También fue una decisión poco feliz que el argumento se enfocara demasiado en el señor Chow (Kan Jeong), uno de los personajes más irritantes y estúpidos que brindó Hollywood en los últimos años.
La escena extra que hay en los créditos finales es el momento más gracioso del film y es ahí en donde te das cuenta que la propuesta que ofrecía el conflicto central no funcionó.
Reitero, la película dentro de todo es entretenida pero queda claro que a estos personajes no se los puede explotar más.
¿Qué pasó ayer? cumplió un ciclo y siempre nos quedaremos con el recuerdo de la primera película que revivió después de mucho tiempo las comedias con humor zarpado en el cine norteamericano.