Una lucha esperanzadora
“Que sea ley” es un documental nacional dirigido, escrito y producido por Juan Solanas. Filmada durante ocho meses, la película fue proyectada en la selección oficial “Special Screening” del Festival de Cannes y también se presentó fuera de concurso en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián.
El filme se centra en la lucha por el aborto legal en Argentina, teniendo en cuenta que en América latina 300 millones de personas gestantes no tienen derecho a interrumpir su embarazo por lo que recurren a hacerlo en la clandestinidad, poniendo en peligro sus vidas (muere al menos una mujer por día). La película muestra cómo a partir de la media sanción en Cámara de Diputados del Proyecto de Ley de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se generó una ola verde feminista que desde las calles exige ser escuchada para que el derecho a la salud pública se haga realidad.
Sumamente conmovedora y honesta, “Que sea ley” impacta desde el comienzo por exponer la realidad a través de fuertísimos testimonios de sobrevivientes, militantes, diputados y familias que perdieron a un ser querido tanto por negligencia médica como por un Estado que estuvo y sigue estando ausente. A pesar de que la cinta tiene una clara postura tomada ya desde su título, el director tuvo la suficiente inteligencia de no caer en criticar a los que tienen una opinión diferente con respecto al aborto: las declaraciones de los autodenominados “pro vida” hablan por sí solas.
Al retratar una época de cambio, la producción 100% auto financiada y gestionada de Solanas deja en evidencia desde los crudos relatos de mujeres de distintas provincias la violencia obstétrica que no es condenada y que va desde los malos tratos al paciente hasta el creerse superior por sobre el cuerpo del otro como para decidir dejarlo sufrir por horas y horas. Gracias a un montaje muy bien realizado, el filme logra generar una empatía genuina en la que el espectador atraviesa todo tipo de sensaciones: impotencia, bronca y tristeza pero también muchísima esperanza por las nuevas generaciones, que están despiertas y con más ganas que nunca por hacerse escuchar en las calles.
Sin caer en el camino fácil para narrar esta situación política y social, “Que sea ley” muestra con maestría a una marea verde unida, fuerte e invencible que está dispuesta a hacerse valer y respetar. Auténtica y necesaria, la película invita a la reflexión sobre una temática que ya dejó de ser tabú hace bastante y que no se va a detener hasta ser abordada como corresponde.