Juan Solanas, hijo de Pino, es un director de cine de ficción. Pero, ahora radicado en Uruguay después de vivir casi toda su vida en Francia, siguió de cerca la campaña pro aborto legal, seguro y gratuito en la Argentina. Al punto que, en la víspera del debate parlamentario, profundamente conmovido, tomó su cámara y se dedicó a registrar lo que pasaba en las afueras del Congreso. El documental Que sea ley, que provocó los pañuelazos verdes en Cannes y San Sebastián, donde acaba de ganar el premio de Televisión Española, es bastante más que eso, claro. A los testimonios e imágenes de la calle suma los de sus protagonistas, legisladores, activistas, referentes. Y aunque también hay espacio para los mal llamados provida, esta es una película militante, que ya desde su título se erige como un vehículo de difusión a favor de la aprobación de la ley. Además, Solanas viajó por el país y, es uno de los puntos fuertes de su película, entrevistó a víctimas, en casos terribles consecuencia de la imposición del aborto clandestino. Escuchar a esas víctimas, a sus familiares, a los involucrados, implica enfrentar eso que dice haber buscado con la película: una verdad incontestable. Y la emoción es inevitable.